¡Ándale Madrid!
México se instala en la plaza de España para festejar el centenario de la revolución
Huele a tacos, fluye la salsa de chile y las viseras de los sombreros miden dos palmos. Como poco. A Clara Pueblos, que hace tres años dejó su hogar en Chihuahua para trabajar en Madrid, solo le faltaba que la cantante Julieta Venegas entonase la canción Un lugar para llenarse de "purita emoción". Y la cantó. Su México natal en plena plaza de España.
Las jornadas organizadas por Rutas de México, un organismo dependiente del Gobierno de este país, en colaboración con la cerveza Coronita, han trasladado al centro de la capital un trocito de la gastronomía, la artesanía, la bebida, el baile y la música de la nación de los mariachis. Desde el jueves los madrileños han disfrutado del evento, que hoy, con la "lástima" que cantó ayer Venegas, se despide de aquí y se va.
La plaza se llenó de puestos de comida tradicional y artesanía
"Como no tengo dinero, veo bien que me traigan México a casa"
La lluvia concedió una tregua y los cerca de 5.000 asistentes, según la organización, que asistieron a la tercera jornada de festejos pudieron disfrutar del concierto gratuito de Venegas a mediodía. Se celebraba el centenario de la revolución mexicana y el contexto lo ponía la también centenaria Gran Vía. La celebración era obligatoria. Como símbolo del hermanamiento, al menos lingüístico, las esculturas de Don Quijote y Sancho que adornan la plaza de España custodiaban el escenario. La fiesta estaba servida. Hoy serán los grupos Kinky e Instituto Mexicano de Sonido los encargados de poner la banda sonora al encuentro.
"Los tacos de cochinita pibil son de puerco con axiote; el pastor, de carne marinada; el mole es una mezcla de muchas cosas y el tinga es de pollo", explican Mónica, Yamilet, Guadalupe y Ana Laura, cuatro amigas mexicanas que estudian en Madrid y que no pensaban perderse la oportunidad de disfrutar de los sabores de casa que tanto echan de menos. Los mejores restaurantes mexicanos de la ciudad venden sus productos en los puestos que circundan la plaza. Todos llenos. El olor de la salsa mexicana, el pan crujiente y la carne recién hecha hacían difícil pasar de largo. Toda una demostración para alcanzar el propósito de que la gastronomía del país sea considerada patrimonio cultural intangible de la humanidad.
Bailarines y mariachis como los que dirigía Miguel Jaramillo, un ex comercial que hace 10 años decidió cambiar el traje de corbata por el de cantante folclórico y vivir de su capacidad para cantar sones, rancheras, boleros rancheros y ronderas, amenizaban con sus instrumentos los pasillos de la feria cuando Venegas acabó su función. "No podría separarme ni de México ni de España", asegura Jaramillo, "con este trabajo, vivo en Madrid y México me da de comer".
Máscaras de luchadores, rebosos (mantones de tela), pantuflas de borrego y angelitas pechugonas. La artesanía también se ha hecho un hueco en la feria. La tienda 100% México (calle de Castelló, 22), exhibe un puesto en las jornadas para vender el hecho a mano de allí. Se trata de una cadena comercial impulsada por el Gobierno mexicano a través del Fondo Nacional para el Fomento de la Artesanía en México. "Esta iniciativa se encarga de comprar sus creaciones a los artesanos a un precio justo y después venderlas en nuestras tiendas. Así se potencia la actividad, que estaba dañada. En otros países se ha perdido por falta de programas como estos", dice Juan Diego Jasso, dueño del comercio.
"Pues yo, como no tengo dinero, veo muy bien que me traigan México a lado de mi casa. Así lo conozco", dice Juan Balsor, un vecino, mientras sostiene en la mano su cuarta cerveza michelada (con sal, limón y chile; típica de México, según el preparador). Y viene un amigo y le coloca el gran gorro para introducirle del todo en el ambiente. "¡Ándale!, que disfruten de la fiesta, wey", se despide con su nuevo acento el feliz entrevistado.
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