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Reportaje:Diseño

La era de la oficina mutante

Las empresas cambian los lugares de trabajo, por rentabilidad o altruismo, y apuestan por la flexibilidad

Anatxu Zabalbeascoa

Sofás para que los empleados se relajen e, incluso, duerman la siesta; rincones para que trabajen concentrados; cocinas para que calienten su tupper y no pierdan tiempo bajando al bar; zonas de reunión -serias o informales- para todo tipo de encuentros; butacas y sofás individuales para pensar relajado; mesas calientes para que oficinistas sin puesto fijo conecten su portátil en lugar del clásico escritorio adornado con la foto del novio o los hijos.

Que nadie se engañe. En medio de un panorama que estira las horas de los trabajadores como casi la única idea para lidiar con la crisis, no es que las grandes empresas hayan querido dar una tregua a sus empleados. Es que han entendido que una inversión en ergonomía y una actualización de sus sedes pueden ahorrarles bajas por lumbago o depresión.

Una inversión en ergonomía puede ahorrar bajas por lumbago o depresión

Parece probado que, como anunciaba este año la feria Orgatec de mobiliario de oficina que se acaba de celebrar en Colonia, la ecuación "A mejor oficina, mayor éxito comercial" es ya un asunto comprobable. Cuestión de rentabilidad. Sea por visión, altruismo o mala conciencia, el interior de los despachos es hoy un lugar paradójico, una suma de contrarios. Allí se dan cita espacios para la comunicación y el trabajo en equipo y, al mismo tiempo, mobiliarios ideados para facilitar el aislamiento y la concentración de los empleados.

Siendo un lugar cambiante, en la oficina de hoy la representatividad ha perdido importancia en favor de la flexibilidad. La continua transformación -según los proyectos en los que se trabaja o según los momentos del día- hace que la modularidad de los muebles y la versatilidad que hace posible variar su uso sean hoy las características más funcionales en un lugar de trabajo. En esa línea, el japonés Naoto Fukasawa ha diseñado la mesa Kuubo (Vitra), pensada para ser una y muchas al mismo tiempo. Se trata de dividir la gran mesa de juntas total o parcialmente según el uso que se le esté dando en cada momento. Ya los hermanos Bouroullec idearon hace un lustro, para esta misma empresa alemana, la mesa Joyn, divisible con mamparas de quita y pon. La novedad es que la segmentación llega ahora desde el propio sobre de la mesa hasta el almacenamiento de información y a las conexiones eléctricas bajo dicho sobre divisible.

La naturaleza mutante del trabajo en las oficinas ha llevado a la firma estadounidense Herman Miller a idear el Envelope Desk, un escritorio diseñado por Dan Grabowski con un sobre móvil que se desplaza sobre el regazo del trabajador hasta casi taparlo. Quien escribe disfruta así de la máxima ergonomía. También la diversidad de ambientes en una misma oficina está redibujando la sillería de estos espacios para que, más práctica, económica y desenfadada, ofrezca ahora asientos polivalentes para restaurantes y para viviendas. ¿De verdad queremos estar siempre sentados en la misma silla? Por si acaso, la butaca Hal de Jasper Morrison tiene una carcasa y mil patas, o lo que es lo mismo, una silla y mil matices. Ese parece ser el camino.

Mesa Kuubo, de Naoto Fukasawa.
Mesa Kuubo, de Naoto Fukasawa.

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