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Crónica:ATHLETIC 1 - ALMERÍA 0 | FÚTBOL | Undécima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Con nueve sí basta

El Athletic sale airoso frente al Almería con dos jugadores menos durante 25 minutos

El fútbol, a pesar de sus científicos (usted aquí, usted no pasa de allí), que tanto abundan, sobre todo en estos tiempos, tiene sus galimatías, su intríngulis, que nadie descifra, lo que viene siendo mayormente su vida propia. Tan propia como que el Athletic malgaste un penalti, cuando menos dudoso, a los cinco minutos porque Diego Alves adivina y corre al palo antes de que San José retransmita su lanzamiento. Y tan propia como que cinco minutos después Llorente empalme un centro ante los morros del defensor con la bota, no con la cabeza, como podría esperarse de tan gentil caballero y tan apática defensa (tres en raya alineó Lillo).

Pero la vida propia tiene sus jugueteos. Por ejemplo, que Koikili haga una falta absurda ante Goitom, en un centro absurdo, que le suponga la segunda amarilla un segundo antes del descanso. Y que poquito después su sustituto, Castillo, desenrede a Goitom de nuevo como último defensa y deje a su equipo con nueve futbolistas y un mar de minutos por delante.

ATHLETIC 1 - ALMERÍA 0

Athletic: Iraizoz; Iraola, San José, Ustaritz, Koikili; Susaeta (Gabilondo, m. 74), Gurpegui, Javi Martínez, Muniain (David López, m. 85); Igor Martínez (Castillo, m. 46) y Llorente. No utilizados: Raúl; Orbaiz, Íñigo Pérez e Ion Vélez

Almería: Alves; Míchel, Marcelo Silva (Piatti, m. 69), Carlos García; M'Bami, Juanma Ortiz, Bernardello, Jakobsen; Vargas (Corona, m. 69), Goitom (Crusat, m. 69) y Ulloa. No utilizados: Esteban; Acasiete, Valeri y Uche.

Gol: 1-0. M. 10. Llorente.

Árbitro: Velasco Carballo. Expulsó a Koikili (m. 45) y Castillo (m. 68). Además, amonestó a Gurpegui, Iraola, Juanma Ortiz, Vargas, Míchel, Crusat y Carlos García.

Unos 34.000 espectadores en San Mamés.

Resulta que en apenas una hora el Athletic había pasado de controlar, dominar, casi resolver el partido, a verse con dos futbolistas menos sobre el campo, a temerse lo peor. Le salvó que el Almería no estaba preparado para eso. La fe rojiblanca fue superior a la idea almeriense. Nueve pudieron más que 11 no por organización, sino por actitud. Lillo lo había puesto todo para ganar: esquema (3-4-3), futbolistas con calidad, delanteros postineros. Pero nada vale cuando la mente no funciona. Al final, la mente siempre gobierna al cuerpo. Y el Almería sucumbió a la superioridad jerárquica como el Athletic alcanzó la orilla nadando a contracorriente. Lo que parecía un partido bajo en calorías acabó siendo un ejercicio de supervivencia.

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