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SERIES | 'The walking dead'

Todos, todos me miran mal

Gregorio Belinchón

"Y de pronto comprendió. Yo soy el anormal ahora. La normalidad es un concepto mayoritario. Norma de muchos, no de un solo hombre. Y comprendió, también, la expresión de aquellos rostros: angustia, miedo, horror. Tenían miedo, sí. Era para ellos un monstruo terrible y desconocido, una malignidad más espantosa aún que la plaga. Un espectro invisible que había dejado como prueba de su existencia los cadáveres desangrados de sus seres queridos". Quien habla no es un zombi ni un vampiro, sino el último hombre sobre la Tierra, rodeado de vampiros, el protagonista de Soy leyenda (1954), de Richard Mathieson, una novela -mejor no ahondemos en sus adaptaciones cinematográficas- que trasciende el terror para reflexionar sobre la normalidad y sobre cómo nacen las leyendas.

Con 'The walking dead' los zombis toman el relevo a los vampiros

Cuando eres uno de los pocos humanos que quedan en un mundo poblado de vampiros o de zombis, que para el caso son intercambiables, ¿no valdría la pena rendirse a la evidencia y dejarse morder? Al fin y al cabo, el ser humano es un mamífero absolutamente gregario... aunque así nos cepillaríamos toda la imaginería fantástica basada en la resistencia ante los otros. Los gloriosos cómics de The walking dead han llevado a los zombis, mejor dicho, los muertos vivientes o afectados por la enfermedad, a cotas nunca alcanzadas en este género artístico. Porque es cierto que los muertos vivientes disfrutan de gran éxito en el cine y los videojuegos, y no tanto en otras artes (o al menos no con la misma prolífica rotundidad como los vampiros). Así que era lógico que alguien decidiera pasar los tebeos a la pantalla. Lo que no era tan esperable es que fuera a la pequeña. Y quien ha recibido el encargo ha sido Frank Darabont, un cineasta que sabe medir con pulso toda la gama del terror, especialmente el que sale del universo Stephen King: Cadena perpetua, La milla verde y La niebla.

A Darabont le ha caído el gordo de Navidad con este mando en plaza (él no dirige todos los episodios, pero como productor ejecutivo controla cada paso) y, vistas las dos primeras entregas, conoce el terreno por el que pisa. Por ahora, las dos líneas argumentales (la del ayudante del sheriff que despierta en un hospital después del estallido de la plaga y sin entender qué ha pasado, y la de su esposa e hijo, que junto a otros supervivientes, casi náufragos, buscan la "normalidad") no se han cruzado: Darabont conoce el tempo televisivo -la primera temporada consta de seis episodios; la segunda, ya anunciada tras el exitoso arranque, despachará 13 entregas más a finales de 2011- y que las tramas aún deben endurecerse antes de encontrarse... a pesar de que a veces use trucos de trilero como que una radio no funcione bien para que no se localice entre sí el matrimonio (en su descargo, hemos visto peores triquiñuelas en Perdidos).

Por ahora, The walking dead juega bastante limpiamente: ha bautizado a los infectados como caminantes, en vez de usar el manido e incorrecto término zombi; ha paseado a los supervivientes por el campo y la ciudad, para poder mezclar grandes paisajes y calles desiertas con primeros planos; no ha ahorrado en gastos de maquillaje y extras, con el adecuado equipamiento de brazos colgantes, mandíbulas desencajadas, sangre seca y hedor (se presupone) infernal, y no se ha complicado la vida con ditirámbicas explicaciones sobre lo ocurrido, sobre la enfermedad que ha devastado la Tierra. Otro acierto: contratar actores conocidos, aunque no mucho, para que el espectador puede sentirse identificado. Desde el sheriff, al que da vida el británico Andrew Lincoln (era el amigo enamorado de Keira Knightley en Love actually), a Laurie Holden y el veterano Jeffrey DeMunn, dos intérpretes habituales en los trabajos de Frank Darabont, todos correctos.

Pero todo lo anterior no deja de ser mimbres de un cesto en construcción. Habrá que ver si Darabont sigue por el sendero adecuado, el que ya han expuesto en este mundo de cuerpos desmenuzados 28 días después, de Danny Boyle, y su continuación, 28 semanas después, de Juan Carlos Fresnadillo, o se pierde en vericuetos chuscos al estilo del cine de Uwe Boll o la saga Resident evil. En todo el mundo la serie se emite en las filiales de Fox (los viernes en España), a excepción de Estados Unidos, donde se ve en AMC, cadena de cable conocida por albergar Mad men: lógico, porque ambas tratan de gente que quiere devorar a gente.

Fotograma de <i>The walking dead,</i> serie emitida en el canal Fox.
Fotograma de The walking dead, serie emitida en el canal Fox.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.
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