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Crítica:ROCK
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

'Requeteguays' porque lo valen

Carlos Marcos

Admitámoslo: los Vampire Weekend molan mucho. Incluso anoche salieron encantados de La Rivera aquellos que acudieron con un arqueo de cejas (que alguno había), pelín escépticos por la fama de requeteguays y modernos que gastan estos chavales. Ya se sabe: abundan las bandas que se las ensalza más por la pose que por el alma. Pero no: Vampire Weekend demostró anoche que es, después de Arcade Fire, el próximo grupo que puede optar a llenar el Palacio de los Deportes. De momento, ayer se completó el aforo, unos 2.500. Sumemos a estos los 2.000 que metieron en el Circo Price hace unos meses.

Los ves en el escenario a estos cuatro veinteañeros y comprendes la atracción estética que provocan. Se visten con prendas de Ralph Lauren, se mueven con estilo y no se les ve ni un gesto descompuesto. Estas características resultarían vacuas si luego su propuesta musical no funcionara. Pero lo hace. Cualquier otro hubiese sucumbido a la tentación de presentarse engreído y presuntuoso. No lo olvidemos: es el grupo preferido de los más modernos de Nueva York. Pero no: Vampire Weekend apuesta por la simpatía y el divertimento. Si hubiese adoptado esta estrategia Mark Zuckerberg no le hubieran hecho un retrato tan puñetero en La red social.

Batería travieso

Fue curioso ver anoche cómo el público indie bailaba con unos ritmos que son ajenos a su pedigrí pop. La clave de esta banda es que imprime a sus canciones estructuras reggae, ska o afrobeat. Su concierto de anoche fue tan divertido, que cuando interpretaron algún tema lánguido, se creó un plomizo anticlímax. "Marcha, que estamos muy calientes", llegó a gritar un espectador (la mayoría treintañeros adictos al Facebook). Y el grupo volvió al frenético ritmo con piezas de su segundo y último disco, Contra. Tiene el grupo un bajista elástico (¡el hombre de goma!), un batería travieso que toca casi de pie y no para de moverse, y un cantante y guitarrista, Ezra Koening, que sin duda fue el empollón de la facultad hasta que se tropezó con algún disco de los Specials.

Vampire Weekend demostró que es una excelente oportunidad para que el público indie y moderno se tome la música como un entretenimiento y no como una militancia. Desde luego, los primeros en agarrarse a este lema son los propios Vampire. Ah, y un último consejo: si le gustó el concierto, no deje de buscar en su Spotify a Fela Kuti. Va a alucinar.

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Sobre la firma

Carlos Marcos
Redactor de Cultura especializado en música. Empezó trabajando en Guía del Ocio de Madrid y El País de las Tentaciones. Redactor jefe de Rolling Stone y Revista 40, coordinó cinco años la web de la revista ICON. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Madrid.

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