La UE tiene listo el rescate a Irlanda pese a que Dublín niega haber pedido ayuda
La prima de riesgo española roza los máximos alcanzados a mediados de junio
Europa amenaza con partirse en dos. Alemania, Francia y en general los países del centro y del norte capean con moderada tranquilidad las turbulencias: el incendio está en Irlanda y los países del sur -Portugal, Grecia y, cada vez más, España e Italia- y se aviva a cada día que pasa. En especial en Dublín. El enorme castigo a los títulos de deuda pública irlandeses ha disparado la especulación sobre el uso inminente del fondo de rescate recién creado por la UE. El Gobierno irlandés insistió ayer en negar que haya pedido ya asistencia a sus socios, pese a la precaria situación de sus cuentas públicas, con un déficit de más del 30% del PIB por el agujero de sus bancos. Bruselas dio señales en otra dirección: el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, recalcó que la UE está "vigilante" y preparada para una intervención urgente. El contagio fue fulminante. Y especialmente duro en España e Italia.
España e Italia son quienes más sufren el contagio de la crisis irlandesa
"Lo importante es que en la UE y en la eurozona contamos con los instrumentos para actuar si fuera necesario", dijo Durão Barroso en Seúl, donde asiste a la cumbre del G-20. La Comisión Europea confirmó que, por ahora, no ha recibido petición alguna de las autoridades irlandesas.
Pero la secuencia de los últimos días se parece peligrosamente a la que afectó a Grecia y a otros países periféricos en primavera y que acabó con la aprobación del mecanismo de rescate europeo. Pero Alemania ha reabierto la caja de los truenos con una propuesta que implica la posibilidad de que algún país no pague todo lo que debe a los acreedores. Desde ese anuncio, el tipo de interés que paga la deuda irlandesa no ha dejado de subir y ayer se encaramó hasta cifras mareantes: rozó el 9%, un tipo de interés superior al que paga Grecia por las ayudas del FMI y de la UE.
El ataque al tigre celta hace mella en piezas mayores: las primas de riesgo española e italiana escalan a toda velocidad. El riesgo país español -una medida del desasosiego que provoca la deuda en los mercados respecto a la alemana- rozó ayer con 2,2 puntos porcentuales los máximos de 2,33 puntos alcanzados a mediados de junio, cuando España fue el blanco de una batería de rumores como los que ahora afectan a Irlanda. Desde entonces, España parecía haberse separado de los países con más problemas. Hasta este último capítulo de la crisis fiscal.
Cuando alguien del Gobierno español se empeña en destacar que España no es Grecia -o en el más reciente España no es Irlanda- es que las cosas pintan mal. La vicepresidenta Elena Salgado relativizó también en Seúl la incidencia del contagio a los títulos españoles. "Ya sé por qué se me olvidaba esa pregunta", apostilló Salgado con ironía cuando se le recordó que no había contestado si cree que la propuesta alemana de incluir una quita a la deuda en manos privadas en el plan para el fondo permanente de ayuda financiera, está detrás de los problemas en los bonos de países periféricos. Extremando la cautela para no enfrentarse a Alemania, Salgado aseguró que la "causa principal" de la volatilidad de los mercados es el anuncio de nuevas ayudas a la banca en Irlanda, pero reconoció que "todo influye" y que los debates sobre las características del fondo han provocado "inquietud".
Salgado hizo hincapié en que el incremento de los costes de la deuda no afecta a todos los países por igual. Frente a los serios problemas en Irlanda, Grecia y Portugal, "Italia y España están sufriendo mucho menos", dijo. El interés que exige el mercado por la deuda española "no supone ningún riesgo" para lograr financiación y sigue "en los menores costes en términos históricos", dijo. Y sin embargo esos costes suben con rapidez: el bono griego paga más del 11% y el irlandés cerca del 9%, pero el español paga ya el 4,6%. "Irlanda se equivocó a fondo al asumir las deudas de sus bancos, pero lo normal es que al final pase como en primavera [cuando la UE aprobó el rescate] y la sangre no llegue al río. Al menos en España", explicó Jesús Fernández-Villaverde, de la Universidad de Pensilvania.
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