El Villarreal se hace grande
Los amarillos superan con calidad el buen inicio del Athletic, condenado por sus errores
Partidos como el disputado ayer en El Madrigal curten. El Villarreal, con fútbol y una inusual dosis extra de adrenalina, derrotó a un buen Athletic en el inicio, pero superado luego por el excelso rival y su mal hacer defensivo. Una falta de atención de su zaga y un error de párvulo de Iraizoz dilapidaron el plan del grupo de Caparrós, que vendió cara su derrota. Necesitó el Villarreal sacar a relucir lo mejor de sí mismo y el máximo nivel de sus jugadores, con Diego López incluido, para derribar a un contrario ambicioso que se llevó una derrota con demasiado eco para sus merecimientos. No le faltaron tampoco a un Villarreal grande.
Lo sabía el Athletic, lo temía el Villarreal: el despliegue exterior del conjunto bilbaíno y su poderoso juego aéreo podía vulnerar la, hasta ayer, inédita portería amarilla en los cuatro partidos precedentes en El Madrigal. A la primera ocasión hizo diana el Athletic, tras un buen centro de Aurtenetxe y un mejor remate de Llorente, imposible para Musacchio en el salto, inevitable destino para Diego López. Lograba el Athletic un idílico comienzo, estudiado él, con la presión adelantada sobre la línea de creación castellonense, con Susaeta y Muniain pegados a la cal intentando percutir por los costados. Fernando Llorente, el goleador nacional más en forma, lograba su séptimo gol en la Liga.
VILLARREAL 4 - ATHLETIC 1
Villarreal: Diego López; Ángel; Marchena, Musacchio, Capdevila; Cani (Senna, m. 70), Borja Valero (Jefferson Montero, m. 85), Bruno, Cazorla; Nilmar (Matilla, m. 84) y Rossi. No utilizados: Juan Carlos; Mario, Catalá y Altidore.
Athletic: Iraizoz; Iraola, Ustariz, San José, Aurtenetxe; Javi Martínez, Gurpegui; Susaeta (De Marcos, m. 29), Toquero (Ion Vélez, m. 69), Muniain (Gabilondo, m. 46); y Llorente. No utilizados: Raúl Fernández; Koikili, Orbaiz e Íñigo Pérez.
Goles: 0- 1. M. 6. Llorente remata de cabeza un centro de Aurtenetxe. 1-1. M. 38. Nilmar cabecea un pase de Borja Valero. 2-1. M. 44. Cazorla aprovecha un mal despeje de Iraizoz. 3-1. M. 83. Rossi culmina un contraataque. 4-1. M. 90. Jefferson Montero, a pase de Marchena.
Árbitro: Fernández Borbalán. Expulsó a Aurtenetxe (m. 76) por dos tarjetas amarillas. Amonestó a Borja Valero, Muniain, Musacchio, Cazorla, Gurpegui, De Marcos y Bruno.
Unos 20.000 espectadores en El Madrigal.
El cuadro local remontó el gol de Llorente, el punta español más en forma, con siete tantos
La situación, inédita para el Villarreal, requería una rápida asimilación y una tranquila gestión del hecho. Rápidamente dispuso el grupo de Garrido de una ocasión inmejorable para equilibrar el encuentro, curiosamente en una contra llevada por Nilmar, continuada por Cazorla y rematada por Rossi ante un único defensor, pero evitada finalmente por Iraizoz. Recuperar el sosiego y el juego combinativo podía dar algún rédito a un Villarreal inferior en el plano físico. El que más ahondara en sus virtudes tendría mucho terreno ganado.
El estilo más intenso y agresivo, pero sin maldad, del Athletic alteró el proceder del Villarreal, acostumbrado a rivales más dóciles, lo que le hizo apretar los dientes y reaccionar, una cara desconocida para el conjunto castellonense, al que espoleó una grada mucho más caliente e implicada de lo habitual. Despertó el conjunto de Garrido, que dio a probar al Athletic su propia medicina: un centro de Borja Valero fue rematado de cabeza por Nilmar, libre de marcaje ante la media salida de Iraizoz.
La falta de atención de la defensa del Athletic en el gol de Nilmar, el sexto de la temporada, quedó en una pequeña falta comparada con el infantil error de Iraizoz al intentar enviar un sencillo pase a Aurtenetxe tras una cesión de San José. La ligera presión de Cani asustó a Iraizoz, cuyo envío al lateral lo interceptó Cazorla. Listísimo él, envió a la red de primeras. En siete minutos de pasión, los últimos del primer acto, el Villarreal volteaba un marcador cuestionado por el buen planteamiento y disposición del Athletic, que se vio por detrás por su propia impericia defensiva y la superlativa calidad de su rival.
Nacía un nuevo partido en el que el Athletic no renunciaba a nada, ya sin sus dos puñales de banda: Susaeta, lesionado a la media hora de juego, y Muniain, sustituido tras el descanso. El peligro del Athletic se centraba por completo en Llorente, desequilibrante por tierra y por aire, lo que hizo sacar a Marchena toda su experiencia.
Contrario a la voluntad del Villarreal, el encuentro derivó en una ida y vuelta sin control. El Athletic, más directo, contó con ocasiones, monopolizadas por el omnipresente Llorente. El Villarreal, a ras de suelo, contrarrestó el poder rojiblanco y Rossi y Montero certificaron la victoria de un equipo que se hace grande.
Prolíficos Rossi y Nilmar
Con 21 goles en las diez jornadas que se llevan disputadas, una media superior a los dos tantos por partido avala el ataque del equipo de Garrido, que está sacando lo mejor de su pareja de delanteros. Rossi y Nilmar llevan 13 goles, siete el italiano, uno menos el brasileño. Los mismos goles que suman el dúo de Messi (8) y Villa (5). Entre ambos han anotado el 62% de los tantos del equipo castellonense, fiable en El Madrigal con pleno de victorias (5) y 12 goles a favor y uno en contra. Cazorla con tres goles, Borja Valero con dos y con uno Cani, Capdevila y Jefferson Montero, completan la lista de anotadores.
El despertar del instinto anotador de Rossi y Nilmar tiene su parte de lógica. En la pasada temporada el internacional italiano penó por sus problemas físicos y personales, con la enfermedad y posterior fallecimiento de su padre: el Villarreal le dejó que se marchara a Estados Unidos más de un mes. Aun así, Rossi consiguió diez goles. Uno más marcó Nilmar, que pagó el peaje del paso del fútbol brasileño a la Liga española y el mal arranque del equipo con Valverde. La ambición de los delanteros, que aspiran a jugar en un equipo de más alcurnia, beneficia al Villarreal, que mientras de beneficia de su prolífica pareja de ataque.
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