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Crónica:FÚTBOL | Décima jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

"La desgracia es no sentenciar antes"

Xavi lamenta la falta de tino en el remate, pero ensalza junto al grupo el juego colectivo

Siempre le resultó al Barça el Coliseum Alfonso Pérez una plaza incómoda. "Ya me explicaron que era un campo muy difícil. Y esta vez no fue la excepción", señaló Mascherano al finalizar el encuentro, a pie de césped. "Venir aquí nunca es fácil", añadió Guardiola. Se recordaban los casos de Eto'o (ahora en el Inter), insultado por su color de piel, y la derrota copera de hace cuatro temporadas, cuando la eliminatoria estaba más que ganada. Anoche, el Barça también sufrió lo suyo. Sobre todo porque jugó unos minutos con uno menos y porque el Getafe no tiró nunca la toalla. "Pudimos resolver el partido en el primer tiempo", señaló Guardiola. "La desgracia es que no sentenciamos los partidos. Nos sentimos muy a gusto y el juego es muy bueno, pero no sentenciamos", apostilló Xavi. "Hemos controlado todo el partido a la perfección", señaló Valdés. Así lo entendió Guardiola: "Estoy contento por el juego. Quizá no tenemos la estabilidad 90 minutos, pero sí buenos ratos que cada vez duran más".

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La sociedad formada por Villa y Messi, en cualquier caso, fue de nuevo letal. Más que nada por la voracidad infinita de Leo, que sale a más goles (16) que partidos disputados (14) en lo que va de curso. "Parecen una sociedad ilimitada...", le comentó un periodista al técnico. "Sí, pero, por ejemplo, el gol de Zaragoza -pase de Villa y remate de Messi-, llegó gracias a un robo de Keita. Esto un conjunto donde al final combinan los atacantes. Me alegro de que se encuentren", convino Guardiola. Aunque anoche lo de Messi fue de traca.

Ajustó demasiado su remate y el balón le guiñó el ojo al poste por fuera. Leo, entonces, le pegó una patada de rabia a la pelota, que había rebotado en el anunció que delimitaba el campo y vuelto a sus pies. Como si tuviera un imán. Luego, La Pulga chutó con sutileza pero Codina le arrebató el gol. Y Messi se mordió la camiseta. Su desespero, sin embargo, no estaba justificado; ya había firmado un gol -gracias a una asistencia de Villa- y regalado dos: el primero, con un pase a Villa; y el segundo, con una presión que propició un remate de Pedro. "La verdad es que Messi podría haber marcado más goles...", bromeó Alves.

Nada nuevo, en cualquier caso, que el 10 abriera el marcador. Ya lo ha hecho en nueve de los 16 partidos oficiales que ha disputado el Barça en la temporada, en 13 de los que ha disfrutado él sobre el campo. Tampoco fue extraño que Guardiola, esta vez condicionado por la expulsión de Piqué -"Vaya tela, vaya tela", le dijo el jugador al juez de línea al tiempo que enfilaba el túnel de vestuarios, descontento porque entendía su mano dentro del área como involuntaria-, sustituyera a Villa. Lo hizo por un defensa, por Milito. Fue la octava vez que Guardiola le daba relevo a Villa, que suma 13 partidos como azulgrana -anoche de color mango porque el colegiado entendió que se confundía con el azul del Getafe. "David tiene que estar orgulloso porque ha dado asistencias y generado mucho juego", le defendió Guardiola, contento por el resultado y por la dinámica que lleva el equipo; "hemos tenido mucha movilidad por dentro y encontrado a los de fuera. También se ha movido muy bien la pelota y, en la pérdida, ya estábamos para recuperarla".

Ahora solo falta, como dice Xavi, rematar antes los partidos.

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