Otro derribo, primer encierro

Los pequeños asentamientos chabolistas de ciudadanos rumanos que se diseminan por la ciudad están en la agenda del Ayuntamiento. Señalados en rojo. Y con una excavadora asignada para cada chabola. Ayer, en el barrio de Las Tablas, fueron 13 las infraviviendas que se demolieron. Varias de las familias desalojadas fueron trasladadas a unos "campamentos" instalados en Valdelatas y Valdecarros, futuros desarrollos urbanísticos. Pero casi 30 personas, entre ellas ocho menores de edad se quedaron en la calle.

El Consistorio afirma que se debió a su negativa a ir a los campamentos. Sin embargo, los voluntarios de la parroquia de San Carlos Borromeo, en Entrevías, y veteranos de la solidaridad social, dicen que el desamparo fue arbitrario, hasta el punto de que se encerraron en la sede del Samur Social, en la carrera de San Francisco, para pedir una solución para estas personas.

"Ha sido todo muy tenso. La policía nos ha dicho que podían montar otra chabola en cualquier sitio que no fuera el distrito de Fuencarral", asegura Javier Baeza, uno de los 25 voluntarios que junto a los 15 rumanos se encerró en la sede municipal, que abandonaron pasadas las diez de la noche. "En un principio dijeron que lo solucionarían y les llevarían a un hostal, luego han dicho que era imposible", relata Baeza. Los afectados han comido en la parroquia y después los voluntarios les han ofrecido trasladarles al Gallinero (un asentamiento de rumanos en la carretera de Valencia). Pero ellos se han negado alegando que hay "demasiada gente".

El Ayuntamiento asegura que los derribos no son caprichosos y se han realizado por orden administrativa a propuesta del Departamento de Disciplina Urbanística sin que fuera necesaria orden judicial.