Vuelve a Barcelona la energía del Cirque du Soleil

Varekai se inspira en el mito de Ícaro. Como dicta la leyenda, el intrépido joven fracasará en su intento de echar el vuelo. Caerá en un bosque encantado, en la cima de un volcán. Pero en la carpa blanca instalada en el Fórum las criaturas más sorprendentes saldrán a su encuentro para que cumpla su sueño: llegar a tocar el cielo. "El montaje es una celebración de la vida y desde el número más poético y sensual al más agresivo derrocha un torrente de energía", explica el director artístico del espectáculo en gira, Mathieu Gatien. De entre todos los números, destaca el final, en el que diversos artistas se contorsionan desde columpios rusos, lo que conlleva un alto índice de peligrosidad. Y el de los hermanos Javier, Pedro y Ramon Santos, los tres únicos españoles del elenco. Realizan malabares con sus propios cuerpos, y su actuación rezuma nostalgia: Son la octava generación de una estirpe de artistas que desde el 1706 se dedican al circo. Dos de ellos, gemelos, fueron bautizados bajo la carpa del Circo Ruso de Ángel Cristo en Madrid. Y el número que realizan en Varekai se remonta a su infancia. Javier era muy vago y no atendía a su padre mientras éste pretendía enseñarle a realizar malabarismos. Así que le construyó una especie de silla. "Le dije, si no quieres moverte, hazlo tumbado", recuerda Pedro Santos, su progenitor, que ahora es su entrenador y siempre viaja con ellos. Fue un ejercicio pedagógico muy efectivo porque pasados los años, perfeccionaron su técnica y se hicieron famosos por este número. "Es como un juego, él se tumba en la silla y hace malabares con sus pies y conmigo", explica Ramón.

Entre los ángeles caídos y los nómadas que poblarán el escenario, también habrá niños de sólo 13 años, que jugarán con meteoros de agua unidos por una cuerda. El vestuario se inspira en el manga y es una de las piezas clave de Varekai. "Hay muchísimo color para recrear una atmósfera mágica", dice Gatien.

El montaje, que se estrena hoy, estará en la ciudad hasta el 26 de diciembre y es la última parada de su periplo por Europa. A partir de año nuevo, darán comienzo a la gira asiática con Taipei como primera parada. Después, ya tienen confirmadas actuaciones en Seúl y Manila. Sin embargo, el Cirque du Soleil, que se fundó en Montreal en 1984, se siente muy bien en Barcelona. Tanto que la organización admite que ha entablado conversaciones con el Ayuntamiento para echar raíces de forma estable en la ciudad condal. No hay nada cerrado, explica un portavoz, pero sí interés por ambas partes. Si las negociaciones llegasen a buen puerto, estos artistas sorprendentes a los que han visto 90 millones de personas en el mundo, tendrían carpa estable en Barcelona.