El poder del color
Hay obras de arte que necesitan poca explicación. Las de Pedro Calapez (Lisboa, 1953) en la galería Max Estrella (Santo Tomás, 6) pertenecen a este tipo, quizá porque desde el primer vistazo ejercen ya un atractivo que eleva el tono emocional. El juego cromático, los contrastes de color ejercidos con firmeza, soltura y acierto, son una fiesta visual. El artista portugués pinta desde hace años sobre superficies de aluminio que le dan al acrílico una viveza inusual. Un material ligero, frío, liso, que Calapez utiliza en chapas a veces onduladas y en otras creando composiciones con fragmentos de distintos tamaños que forman una especie de puzle y crean a su vez una nueva forma. Un diálogo entre el soporte y la superficie pintada que tiene una tercera dimensión en la relación que sostienen estas con el muro, al que no se adhieren sino que parecen flotar o sobre el que se curvan livianamente como en la obra Flutuante 05. La exposición se titula Trasfondo y la galería ofrece en su web la posibilidad de una muy lograda visita virtual en 3D.
