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Entrevista:ALMUERZO CON... CONCHA DÍAZ

"¡Que subtitulen a Isabel Coixet, por favor!"

Carmen Morán Breña

Ustedes dirían que esta mujer de la foto es sordomuda porque habla con las manos y una intérprete pone voz a sus palabras. Pues no, rechaza Concha Díaz, una cosa es ser sordo y otra, mudo: "El silencio es la falta de comunicación, no de ruido". Y la presidenta de la Confederación Estatal de Personas Sordas (CNSE) no calla ni debajo del agua. El asunto es, ¿cómo va a comer si no deja de mover las manos? "Los sordos podemos masticar mientras hablamos", tranquiliza. Pero se conformará con una ensalada, porque espacia la comida a lo largo del día, asegura.

Cuesta un rato adaptarse a la situación. De frente, una señora que hace gestos de todo tipo, es muy expresiva; por la oreja derecha llega la voz de Olga, pero son las palabras de Concha. Y hay que prestar atención para no comer el bacalao con el lápiz y tomar notas con el tenedor. Una no sabe si hablar más alto, como con los extranjeros cuando se desconoce su idioma, o si mover los labios al estilo Marilyn Monroe. O sea, si ser absurda o ridícula. "La lectura labial es un mito, como tantos otros. Todo el mundo puede aprender la lengua de signos, pero leer los labios es una habilidad que se tiene o no se tiene, como ser buen futbolista", dice Concha Díaz. "Yo siempre he sido más torpe para eso". Así que, cuando la preguntan mira para otro lado, es decir, para Olga. Qué lío. Más vale centrarse en el bacalao, más que nada para dejar que la entrevistada coma un poco. Aquí no vale hablar del tiempo entre bocado y bocado, no, no, hay que estar muy pendiente de la conversación.

La presidenta de la confederación de sordos quiere derribar mitos

-Así que tiene dos hermanos sordos. (Los tenedores descansan). ¿Es usted la pequeña?

-Sí, pero soy la más alta -bromea Concha.

Nacer más tarde, en 1971, fue una suerte, pudo acabar dos carreras, Magisterio y Psicología, no sin aguantar alguna impertinencia por su sordera. "La sociedad en estas cosas va más lenta que la política, curiosamente; cuesta más cambiar la mentalidad, porque los derechos, aunque hay que consolidarlos, ya los tenemos", dice.

La lengua de signos tiene su estructura gramatical y es distinta en cada país. "Con ella se pueden hacer poesías también". Esta lengua es la patria de los sordos. Concha fue feliz cuando la aprendió, con ayuda de la confederación que ahora preside (por primera vez, una mujer), la ONG de sordos más antigua de España, de 1936. "Entonces descubres que es el entorno el que no está preparado para una persona como yo. Avanzar en medidas para la discapacidad es una inversión, nosotros podemos devolver todo lo que se nos da". "En las ciudades grandes hay algunas ventajas, por ejemplo, el cine. Lo vemos subtitulado". Pero el español no lleva letritas: "Que subtitulen a Isabel Coixet, por favor", ríe.

El chocolate deja escuchar la primera sonrisa sonora. "¿La has oído?", pregunta. "Siempre tengo un hueco para el postre".

Como Concha no lee los labios y hablar más alto no sirve, al final multiplico los gestos de las manos. Pero caigo en que ella, que lee los signos, puede despistarse con los míos, que no significan nada. "Sí, para mí es como oír hablar en chino", ríe.

Menos mal que la intérprete ya había comido, que si no... Porque resulta que el bacalao, además, era merluza. Es lo que tiene concentrarse en la conversación.

Concha Díaz: "La lectura de labios es como el fútbol".
Concha Díaz: "La lectura de labios es como el fútbol".LUIS SEVILLANO

Tres Encinas. Madrid

- Ensalada: 17,50 euros.

- Merluza a la papillote: 26,50.

- Brownie: 6.

- Crema catalana: 5,50.

- Agua, cerveza y vino: 10,80.

- Pan e infusión: 7,50.

Total (con IVA): 79,70 euros.

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.
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