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Necrológica:IN MEMÓRIAM
Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Carta a Pancho

Querido Pancho:

Tu vida ha sido un ejemplo para todos nosotros. Tras volver de Argentina, donde naciste, empezaste de cero, ayudando a tu familia en la librería Hispano Argentina y vendiendo libros prohibidos por la dictadura, en Santander. Partiendo de esta tu primera actividad sumergida, has sido capaz de desarrollar, junto con tu genial amigo Jesús de Polanco, compañero de fatigas, que también nos dejó prematuramente, una de las grandes editoriales en lengua española y posteriormente un importantísimo grupo de prensa y televisión iberoamericano.

Todavía recuerdo cuando me contabas cómo vosotros dos hacíais juntos las Américas, un par de meses al año, viajando en avión, primero de hélice y luego a reacción, en turista, cargados de maletas con libros, durmiendo ambos en hoteles baratos y en una sola habitación para ahorrar y paseando vuestras valiosas muestras por las librerías de sus grandes ciudades para conseguir pedidos.

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Un hombre, un puente

Has sido capaz de conseguir ser un gran empresario de la cultura española e iberoamericana y lo has logrado gracias a tu sabiduría, tu esfuerzo personal y tu facilidad para adaptarte a cualquier contratiempo, por difícil que fuera, y sacarle provecho. No has tenido que ir a escuelas de negocios sino fiarte de tu propio instinto y de tu sentido común. Has tenido que superar situaciones de enorme incertidumbre y arriesgarte jugándotelo todo a tu única apuesta empresarial y nunca has hecho alarde alguno de ello.

Vamos a echarte mucho de menos. En primer lugar, por tus largas conversaciones a las que había que prestar una enorme atención para comprender, primero, sobre quién o qué estabas hablando, ya que nunca lo desvelabas; después para descifrar su verdadero significado o intención. Seguir tu hilo conductor era siempre harto difícil y exigía un verdadero esfuerzo intelectual ya que te expresabas en segundas y terceras derivadas, mientras nosotros nos quedábamos en la primera, ya que no poseíamos tus complejas circunvoluciones cerebrales. Parecían más bien enigmas o conjeturas sobre las que había que trabajar duro para comprenderlas.

En segundo lugar, porque para ti nada era obvio, no había nada blanco o negro todo eran matices y ambigüedades como ocurre en la vida. En tercer lugar, por tu elevada hiperactividad, solo comparable a la de algunos niños pequeños a los que se tiene que tratar médicamente. Era imposible seguir tu ritmo desenfrenado, lo que se convertía en un tormento para tu familia, amigos y todos aquellos que trabajaban contigo. Finalmente, vamos a echar mucho en falta tu gran generosidad, tu leal y desprendida amistad de la que tanto hemos gozado todos estos años. Descansa en paz, querido Pancho, y no te olvides de nosotros, que seguiremos estando siempre a tu lado y recordándote junto a tus familiares y personas más queridas.

Guillermo de la Dehesa es presidente del Centre for Economic Policy Research (CEPR).

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