_
_
_
_

Ferrol tapia pisos vacios para que no sean ocupados

Aumentan las denuncias por entradas irregulares en viviendas públicas

El Ayuntamiento de Ferrol se ha puesto manos a la obra para tapiar puertas y ventanas de las viviendas vacías del barrio de Recimil. Se tapan con ladrillos y se recubre de pintura para disimular las entradas. La policía intensificará sus patrullas por la vecindad. Con esta medida tan drástica, el Gobierno local quiere atajar un problema que comenzó hace décadas como algo esporádico, pero que lleva camino de generalizarse. Familias enteras se apoderan ilegalmente de viviendas públicas. Fuerzan las puertas, rompen las ventanas e invaden un piso ajeno en el que se instalan con todos sus enseres y ganas de quedarse. Una vez dentro, se atrincheran en la vivienda y la situación legal se complica. Hacer efectivo el desalojo lleva su tiempo y algunos procesos se enredan en los juzgados durante meses.

Las ocupaciones ilegales crecieron durante los dos últimos meses
Aunque los delitos no han aumentado, sí lo hará la presencia policial

El problema de las ocupaciones ilegales se agudizó en los dos últimos meses, explican desde el Ayuntamiento. Los vecinos aseguran que alguna familia desplazada del poblado coruñés de Penamoa, que está siendo desmantelado, ha recalado en Recimil. Sin embargo, no es lo habitual. La mayoría de los que se apuntan al método de buscar casa "con una patada en la puerta" son chavales que han crecido en el barrio, han formado una familia y quieren un piso propio. La Junta Local de Seguridad de Ferrol se reunió esta semana para tratar de buscar una solución al problema. Este órgano lo forman el alcalde, Vicente Irisarri, y varios ediles, el juez decano, delegados del Gobierno y de la Xunta, y los mandos de la policía y Guardia Civil en la zona.

Algunos de estos nuevos okupas ferrolanos han ido más lejos y se han apoderado de casas habitadas aprovechando la ausencia temporal de sus moradores. Álex L.S. era titular de un piso de Recimil. Tras una temporada fuera, regresó a su casa y se encontró con que unos desconocidos habían reventado su puerta blindada con un pata de cabra y la habitaban. Él y su familia se quedaron fuera, sin piso. Los nuevos inquilinos dentro, pendientes de desalojo. "El barrio está tomado", señala Jesús Caselas, presidente de la asociación vecinal. Cuenta que hay portales "con dos llaves", para evitar intrusos. En Recimil se cuentan más de mil viviendas de titularidad municipal. El Ayuntamiento calcula que hay decenas de pisos ocupados de forma ilegal, especialmente en las calles Narón, Cedeira y As Pontes. Al menos, 35 viviendas ya han sido tapiadas para disuadir a los intrusos.

La barriada, conocida como Las Casas Baratas se levantó en los primeros años del franquismo para albergar a los obreros de los astilleros de la ría. Con el tiempo, se ha convertido en una fuente eterna de problemas para el Ayuntamiento, y a muy pocos metros del centro de la ciudad. Las rentas del alquiler son muy bajas, pero el mantenimiento del barrio es costoso. Recimil lleva una década debatiéndose entre el derribo y una rehabilitación millonaria que no arranca por falta de fondos. En los últimos meses, una mano de pintura tricolor que costeó el Plan E adecentó un poco la imagen de una barriada peculiar.

Caselas señala que la situación del barrio es "preocupante". No tanto por el número de delitos, que es bajo, sino por un cierto ambiente marginal. "Hay chicos que están montando siempre jaleo y juergas nocturnas, entrenan perros pitbull en un callejón en la calle As Pontes", apunta. La mayoría de las 1.600 personas que según la entidad vecinal residen en Recimil, son gente de cierta edad que se "amedrentan con más facilidad". Desde el punto de vista estadístico, en Recimil no han aumentado los delitos y tampoco es la barriada más conflictiva, explica Sandra Ríos, la edil ferrolana de Seguridad. Sin embargo, se va a reforzar a diario la vigilancia policial para evitar que las ocupaciones vayan a más.

Manuela B. lleva una década en el barrio, por el que se pasea muy a menudo con su perro. Admite que hay muchas "muchísimas casas que han cogido así [ilegalmente]", pero añade que en su portal nunca tuvieron problemas, más allá de un "matrimonio follonero que ahora está en la cárcel por drogas". En Recimil también hay decenas de vecinos que se instalaron irregularmente hace dos décadas. "Están perfectamente integrados, pagan sus recibos y son socios y directivos", defienden desde la asociación El Pilar.

La Concejalía de Obras se ocupa de tapiar las puertas y ventanas. "Cuando los vecinos entregan la llave, el piso se cierra y la puerta se tapia", resume el edil, Gerardo Castrillón. Con este sistema ya han sellado 35 viviendas. Agentes de la policía nacional y local reforzarán su presencia en el barrio incrementando las patrullas para atajar "la sensación de impunidad".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_