La década del despegue
Iba a ser, por fin, la década del despegue de África, y en buena medida lo ha sido. Al comenzar el nuevo siglo, mientras guerras civiles como las de Sierra Leona y Liberia tocaban a su fin, muchos Gobiernos africanos ponían en marcha políticas económicas acorde con las directrices de los organismos financieros internacionales y la inversión extranjera -significativamente, la china- aumentaba sin descanso. Además, la subida de precios de las materias primas que exportan los países africanos aumentó durante casi toda la década, impulsando el crecimiento de sus economías. Entre 2000 y 2007 -quizá los mejores años desde la independencia de las potencias coloniales-, el PIB del África subsahariana creció a un ritmo medio superior al 5% anual, por encima del aumento de la población en varios países, lo que permitió mejorar, por primera vez en muchos años, la renta de sus ciudadanos.
Nueve economías -Guinea Ecuatorial, Angola, Sierra Leona, Nigeria, Etiopía, Mozambique, Ruanda, Chad y Uganda- han crecido más del 100% durante la década. Solo ocho lo han hecho menos del 25%: Guinea-Bissau, Gabón, Comoros, Togo, Costa de Marfil, Liberia, República Centroafricana y, en la cola, Eritrea.
A pesar del fuerte ímpetu económico, las tasas de desempleo han seguido siendo muy altas durante buena parte de la década, y problemas fundamentales como la asistencia sanitaria, la corrupción, la educación primaria y la fuga de talentos siguen teniendo proporciones gigantescas. La crisis internacional de 2008 agravó el problema del paro, al reducir las tasas de crecimiento, las exportaciones, los ingresos fiscales y la inversión extranjera, y además ha retrasado la consecución de los Objetivos del Milenio de la ONU.
La Gran Recesión ha frenado los avances de la década prodigiosa de África, pero no los ha detenido del todo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) subraya que la ralentización económica en el África subsahariana va a ser, afortunadamente, breve. "Las sólidas políticas macroeconómicas colocan a buena parte del continente en una posición ideal para beneficiarse de la recuperación global", afirma el FMI en su último informe. La ralentización de la economía hasta un promedio del 2,6% en 2009 parece haber sido, por tanto, un paréntesis. El FMI pronostica que, gracias a un previsible aumento de las exportaciones, de los precios de las materias primas y de la demanda interna, el África subsahariana crecerá una media del 5% en 2010 y un 5,5% en 2011.
"Lo que nos está ocurriendo en el continente en el contexto de la economía global es que África es cada día que pasa un proveedor de recursos más importante", afirmó el ministro de Finanzas de Sierra Leona, Samura Kamara, en la reciente cumbre del FMI y el Banco Mundial. "África no ha estado nunca en esta situación. No fuimos parte de las causas de la crisis, pero hoy África es parte de la solución".
El ministro de Economía de Kenia, Uhuru Kenyatta, sostuvo en el mismo foro que el crecimiento africano seguirá siendo frágil a no ser que sus países afronten juntos los desafíos del desempleo, el atraso tecnológico, las deficientes infraestructuras y el escaso comercio intrarregional. "El objetivo es reducir el coste de hacer negocios y aumentar el atractivo (...) como destino para las inversiones", dijo Kenyatta, "porque creemos firmemente que la sostenibilidad de nuestras economías se debe apoyar en el sector privado y, por tanto, en la inversión en estos sectores".
Esperanzas
- En buena medida, África ha vivido una década prodigiosa.
- La crisis financiera ha frenado los avances, pero no los ha detenido del todo.
- La inversión extranjera, sobre todo china, ha sido decisiva para el progreso.
- El paro, la sanidad, la educación y la corrupción siguen siendo graves problemas pendientes.
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