_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Los ministros y Madrid

Entre la nueva formación ministerial hay dos carteras que aspiraron, pero no lograron, mandar en Madrid. Miguel Sebastián, ministro de Industria, fue abandonado por las urnas en su candidatura a la alcaldía. Trinidad Jiménez, ministra de Asuntos Exteriores, fue orillada por los suyos en la carrera de las primarias al puesto de presidenta de la Comunidad. Sin embargo, ambos tienen gran capacidad de gestión porque sus respectivos fracasos han significado un importante empujón político e institucional hacia arriba. En la política y en la economía, lo mismo que en la diplomacia vaticana, estas cosas suceden con bastante frecuencia.

Lo curioso en los casos de Jiménez y Sebastián es que fueron impuestos por el aparato socialista al margen de la federación local del partido. Es de suponer que a Ferraz y a Moncloa no se les vuelvan a ocurrir estas jugadas en las que salió el tiro por la culata, aunque los jefes lo diluyan con declaraciones posteriores al batacazo. A veces, perder es una victoria. Y no tiene por qué ser lo contrario. Alguien que no consigue una alcaldía o una presidencia de comunidad autónoma, puede ser un importante refuerzo para el Gobierno de la nación, como se ha comprobado en multitud de ocasiones a lo largo de la historia. Una cosa queda clara: un brillante currículo no es suficiente para acceder a ejercer una autoridad local. Y mucho menos cuando la candidatura es impuesta.

Hay cierto tufo de desdén hacia las federaciones.

Hay problemas municipales cuya solución no depende enteramente de autoridades locales. Por ejemplo, la contundente actuación policial en la Cañada Real. Ese supermercado de la droga era algo sabido por todos los ciudadanos desde hace años. Era una cuestión de gravedad nacional. Y también lo es otro dato estremecedor: en Madrid hay un millón de excluidos. Es decir, un millón de pobres.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_