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Barberá sacrifica el plan especial de San Miguel de los Reyes por edificios

El PSPV critica la pérdida de huerta que supone la revisión del Plan General

Pablo Ferri

De los dos edificios que contemplaba el plan especial para el entorno de San Miguel de los Reyes, a los 10 que plantea la revisión del Plan General de Valencia; del interés del Ayuntamiento por cuidar el entorno del monasterio, Bien de Interés Cultural, a una solución de ladrillo que prácticamente borrará el espacio libre entre la ciudad y Tavernes Blanques. Así ha cambiado de idea el Consistorio, presidido por Rita Barberá, en apenas nueve años.

La revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de Valencia tiene estas cosas. De las modificaciones aprobadas por el pleno del Ayuntamiento a finales de septiembre, desde entonces en periodo de alegaciones, la que afecta al entorno del monasterio de San Miguel de los Reyes finiquita una actuación del propio Gobierno local mucho menos agresiva. El Ayuntamiento aprobó en 2001 un plan especial para rehabilitar los alrededores del monumento, que linda con la ronda norte y la avenida de la Constitución de camino a las pedanías. Entre sus objetivos, figuraba la creación de un nuevo vial para sacar el tráfico de su puerta; peatonalizar la avenida de la Constitución; tirar el bloque de viviendas de 10 alturas que le hace de espejo y reubicar a los vecinos en dos de cinco alturas y rehabilitar la alquería de Tota.

Se perderán 70.000 metros cuadrados de equipamientos y suelo agrícola

Ahora, la situación es distinta. Encontrar 20 millones de euros para ejecutar el plan especial resultaba prácticamente imposible, así que se ha optado por sacrificar miles de metros cuadrados de huerta para construir fincas y, según explican, conseguir financiación para salvar el entorno inmediato del monumento. Vicente González Móstoles, concejal socialista en el Ayuntamiento, criticó la solución del equipo de Barberá y cifró en 38.090 los metros cuadrados de suelo que dejan de estar protegidos. Con la modificación del Plan General, la tipología de este suelo cambia de agrícola no urbanizable a edificable. González Móstoles, que compareció ayer ante los medios acompañado de la portavoz municipal socialista, Carmen Alborch, censuró el cambio: "Desde luego, no son aceptables modificaciones especulativas del PGOU. Esto no es un problema de dinero".

De los 13 sectores de la ciudad que el Gobierno local decidió modificar en septiembre respecto al plan original, aprobado por los socialistas en 1988, el de San Miguel de los Reyes es quizá el más significativo; al menos en cuanto a la superficie agraria perdida. Hay otros sectores, como el que espera entre las avenidas de Alfahuir y del Primado Reig, que también han recibido las críticas de los socialistas. En este caso, el Gobierno local ha cambiado una zona verde de más de 3.200 metros cuadrados por otra de 670. La culpa es de los 20.000 metros cuadrados de edificabilidad que ahora tiene ese suelo (que ya no es para jardín, sino para edificios de varias alturas, de ahí la enorme cantidad de metros).

En el cómputo global, González Móstoles calculó que con las 13 modificaciones del plan, la ciudad pierde 12.305 metros cuadrados de equipamientos públicos, además de 57.381 de suelo agrícola no urbanizable en detrimento de viviendas, más de 1.600 pisos nuevos. El concejal socialista recordó, además, el déficit histórico de equipamientos que arrastra Valencia, por la "escasa" ejecución del plan original. Según sus números, quedan casi 500 parcelas en la ciudad destinadas a zonas verdes, colegios o equipamientos que el Ayuntamiento debería promover.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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