"Para Trabajo no la dejo ir"

La concurrida toma de posesión de Josefina Cruz Villalón como consejera de Obras Públicas y Vivienda se convirtió ayer en el escenario escogido por el presidente andaluz, José Antonio Griñán, para contar "algunos pequeños secretos" sobre la remodelación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Este tipo de confidencias no suelen hacerlas los políticos ante mucha audiencia, pero el presidente andaluz debía encontrarse en familia y a gusto para pregonarlas en el coqueto y rehabilitado Salón de los Espejos del palacio de San Telmo, el mismo lugar donde hace años se celebraba la entrega de medallas de la comunidad.

La confesión más interesante que aportó fue el reparo que le puso al líder socialista cuando este le comunicó que quería contar con Rosa Aguilar en su nuevo Ejecutivo. Griñán dejó claro que la mujer que renunció a la alcaldía de Córdoba y a las filas de Izquierda Unida para entrar en su primer Gobierno al frente de la Consejería de Obras Públicas hace 18 meses fue una operación suya. Lo contó así: "Rosa Aguilar se vino conmigo porque coincidía con mi discurso, mi proyecto y mi forma de entender las cosas. Siempre ha sido muy leal".

El presidente andaluz corrigió la versión de algunos periódicos sobre la hora en la que se enteró de la remodelación. No fue la tarde del martes, dijo luego a un grupo de periodistas, sino antes, por la mañana. La conversación que mantuvo con Rodríguez Zapatero transcurrió así, en palabras de Griñán: "Me llamó Zapatero y me preguntó por Rosa Aguilar. No sé si hice bien o mal, pero lo que hice fue hablar bien de ella. Luego me dijo que quería contar con ella, y ahí había un condicional: pues depende de para qué. Porque inmediatamente a uno le vino a la cabeza el Ministerio de Trabajo, que era de lo que se estaba hablando y que nos había dicho el presidente que era lo único que iba a cambiar. Para Trabajo no la dejo ir".

Cuando Zapatero le comunicó que era para el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Griñán le respondió: "Eso es otra cosa. Ahí ya no pude decir que no".

A partir de ese momento, Griñán le envió un mensaje por teléfono móvil a Aguilar: "En cuanto tengas la información me llamas". Aguilar le contestó en otro SMS más o menos lo siguiente: "Siempre te informo de todo", creyendo que se refería a asuntos del Gobierno andaluz. Una vez que la operación se cerró Griñán llamó a Josefina Cruz Villalón para ofrecerle Obras Públicas.

Griñán destacó dos cosas más sobre la marcha de Aguilar. La primera es la importancia que concede a que "una andaluza" esté al frente de uno de los ministerios más inversores, junto con el de Fomento. Y la segunda, también dicha en tono de confesión personal, fue la siguiente: "Rosa Aguilar va a Madrid siendo el segundo caso de un consejero que sale del Consejo de Gobierno [de la Junta Andalucía]. El primero fui yo y el segundo ella". Aludía así a su propia biografía política, cuando en enero de 1992, Felipe González lo nombró ministro de Sanidad, competencia que también estaba ejerciendo en el Gobierno andaluz de Manuel Chaves, para tapar la inesperada dimisión de Julián García Valverde.

Griñán dijo ayer que el único nombre que barajó para Obras Públicas fue el de Josefina Cruz Villalón, entre otras cosas, porque tenía claro que debía ser una mujer.

La toma de posesión de Cruz Villalón, que ayer preguntaba a gente del equipo de Aguilar dónde estaba su despacho, fue un tanto atípica. Las palabras que más o menos llevaba preparadas para un encuentro con los periodistas las pronunció desde un atril, por lo que junto con la intervención de Griñán, el acto estuvo rodeado de una cierta solemnidad. La nueva consejera tuvo palabras de recuerdo para sus ex jefes políticos: Francisco Vallejo, Concha Gutiérrez del Castillo y Magdalena Álvarez. "No voy a pedir 100 días porque sé que no los tengo. No llego en tiempos fáciles pero tampoco en los del cólera", afirmó la cuarta consejera de Obras Públicas en dos años y medio.

El martes próximo habrá nueva foto oficial del Consejo de Gobierno, la quinta en lo que va de legislatura en la que se han producido hasta cuatro remodelaciones. Todo un récord.