Una teoría

Rafael Azcona sostenía que los Gobiernos de izquierda casi siempre son paréntesis en la sucesión de Gobiernos conservadores. Paréntesis donde después de un ramalazo progresista llega la hora dolorosa de acometer los recortes, reconversiones y reformas laborales que serían más difíciles de tragar con la derecha en el poder. Con la izquierda en el Gobierno, parece que se asume con más resignación la bofetada cuando llega. Esta es una teoría política excéntrica, pero muy verosímil. Veremos si el cambio de ministros se produce para frenar la deriva fatalista. Por las imágenes de los noticiarios se entiende que los franceses han cometido el error de emprender las reformas laborales con la derecha en el poder, y por ahí el pueblo no pasa. Si alguien les tiene que dar la cuchillada, que sea un familiar, nunca el jefe. Sarkozy resiste encastillado a una semana de movilizaciones. Y uno se imagina que los conservadores españoles observan a Francia prendida fuego y se felicitan por no estar aún en el poder, al menos en el poder central; porque el poder autonómico lo detentan silbando con disimulo, como si la crisis no fuera con ellos.

Los españoles fuimos a la huelga con la misma actitud con la que miramos la final de los 100 metros lisos, sabemos que es un evento importantísimo, pero que nunca lo protagonizamos nosotros. En cambio, los franceses, para bien y para mal, asumen ser el centro del mundo.

Hace bien, pues, Mariano Rajoy en acudir al debate de los Presupuestos sin propuestas ni planes de futuro. Con solo el fastidio menor de que el Gobierno haya pactado con algunos de sus socios naturales el calendario para consumir la legislatura. Parece querer decirles a los suyos: no hay prisa, mirad a Francia, calculad lo que nos ahorramos en extintores. Tiene claro que el poder no es algo que se persigue, sino que viene a ti llorando como un niño cuando se cae del columpio. Ellos están para hinchar la burbuja, otros para apechar con su pinchazo.

Y releo uno de los últimos mails de Azcona, ya muy enfermo, donde comentaba la posible victoria socialista en las últimas elecciones generales: estate seguro de que si suben al Gobierno significará que la banca piensa seguir ganando dinero.