¡Salvados!
Las fotografías de prensa sobre el recorrido previo del AVE resultan bastante sospechosas o, al menos, sorprendentes para un observador ingenuo. Recomiendo encarecidamente ojear la galería completa, incluida la oposición y hasta alguno que otro por encima de cualquier oposición. Tantas miradas significativas y complicidades, tantos abrazos y besuqueos, tanta gente tocando el morro del animal como si estuviera recién cazado y posaran para la foto de un safari, toda esa iconografía tiene que significar algo especial, quizá una catarsis, más allá de ponernos en Madrid en hora y media. Está bien, no lo niego, hace años que lo esperábamos, demasiados, pero tampoco es necesario hacer el ridículo y celebrarlo como la salvación de todos nuestros males y pecados, que son muchos y más propios de aquí que de allá.
¿Qué cosas puedes hacer ahora en Madrid? Veamos, sales por la mañana temprano y regresas de noche a última hora. Es decir, como ocurre todos los días. Puedes ir de compras, comer en un restaurante, buscar trabajo, puedes ir a saludar a un amigo o visitar a una amiga, participar en una manifestación contra Zapatero, ver museos, ir al cine o puedes crear una ONG en Madrid. Hasta puedes coger un AVE a Barcelona, por aquello de marear la perdiz. De acuerdo, ahora ya puedes hacer muchas cosas yendo y viniendo cómodamente en el día. ¿Justifica eso tanta sonrisa y manosear la máquina hasta dejar impresas las huellas dactilares de los políticos? No lo veo claro, demasiada felicidad para tan corto recorrido.
Tengo la sensación de que se engañan pensando que salvar una distancia en poco tiempo es lo mismo que salvar una legislatura. Y no es lo mismo. El correcaminos viaja muy rápido, es cierto, pero no tanto como los problemas que día tras día aparecen en la prensa describiendo un panorama escandaloso para nuestra sociedad. Vayas a donde vayas, por rápido que lo hagas, la pregunta siempre es la misma, ¿qué pasa en Valencia?, y la respuesta es la vergüenza o la estúpida defensa de que en otros sitios pasa lo mismo o algo parecido. Ahora nos bastará con hora y media para enfrentarnos a la dichosa preguntita.
También es cierto que los expertos afirman, a veces hasta aseveran, que la alta velocidad será beneficiosa para la economía, aunque nunca dejan claro para la economía de quién. De momento, lo que sabemos es que te introducen en la cápsula transportadora, con gafas oscuras o sin ellas, y en menos de dos horas estás salvado. Esperanza Aguirre, Gallardón, Rajoy, Zapatero y demás autoridades, además de todo tipo de televisiones y medios de comunicación, deberían recibir a los 100 primeros valencianos, abrazarlos, felicitarlos efusivamente y prometerles que lo que está pasando en Valencia no volverá a ocurrir. Eso estaría bien y justificaría todo el esfuerzo realizado en este proyecto.
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