Cataluña abre un nuevo frente
La emisión de bonos al 4,75% compite con los bancos por captar el ahorro
Cataluña está sacando partido de una de las armas secretas de España: la elevada tasa de ahorro del país. Ante unos mercados de la deuda hostiles y las inminentes elecciones locales, el Gobierno regional está desplegando un ejército de gestores bancarios para que vendan hasta 2.500 millones de euros en obligaciones a un año a inversores particulares. Ante mercados difíciles, la jugada parece sensata, aunque cara. Pero para los bancos más débiles de la región existe el riesgo de que esta emisión a precios generosos devore unos depósitos muy necesarios.
La crisis financiera ha incrementado la tasa de ahorro de España. Durante el segundo trimestre, las familias han reservado el 17,2% de sus ingresos disponibles, según el Instituto Nacional de Estadística. Además, los gestores bancarios españoles son famosos por su capacidad para vender casi cualquier producto en la red a los clientes minoristas. Eso debería hacer que los bonos catalanes se vendan con relativa facilidad. La región, cargada de deudas, ofrece un tipo de interés del 4,75% (más del doble del cupón de las obligaciones equivalentes emitidas por el Gobierno central). Los clientes minoristas pueden verlo desde la perspectiva de que Madrid no permitiría que una región quebrase, aun cuando no haya ninguna garantía explícita.
Sin embargo, para los bancos que van vendiendo las obligaciones, la venta tiene un precio. Es cierto que recibirán una buena comisión por ventas del 3%, según la información de la prensa. Esto les proporcionará una valiosa fuente de ingresos en un momento en que los elevados costes de la financiación y la economía en recesión están haciendo que las ganancias se reduzcan. Pero es inevitable que el elevado cupón desvíe dinero procedente de los depósitos. Eso es algo que los bancos españoles y las cajas de ahorros, que compiten por los depósitos al por menor en un intento de reducir su dependencia de los inconstantes mercados al por mayor, difícilmente pueden permitirse.
Algunos bancos, como el Santander, se han negado a participar. Pero la probable presión política hace que las entidades de crédito que operan principalmente en Cataluña tengan menos opciones. Puede que también se vean obligadas a ofrecer los bonos para evitar que los clientes se lleven el negocio a otra parte.
Los bancos probablemente puedan arreglárselas con esta emisión de bonos de Cataluña. Después de todo, 2.500 millones de euros equivalen solamente al 0,2% del total de los depósitos bancarios de España. Pero si otras regiones escasas de dinero imitan este ejemplo la batalla por los depósitos podría volverse aún más sangrienta.
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