Concepción Llaguno, científica y gran comunicadora
Recientemente ha fallecido, de forma inesperada, la doctora Concepción Llaguno Marchena, profesora de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Había nacido en Madrid, en 1925. Fue una científica notable en el Área de la Tecnología de Alimentos. Sus investigaciones más destacadas pertenecen a los comienzos de la actual biotecnología. Se enmarcaron en el ámbito de la fermentación alcohólica y en particular del metabolismo de las llamadas "levaduras de flor". Profundizó en la aplicación de la tecnología de las fermentaciones al vino, a las bebidas alcohólicas y al vinagre vínico, estableciendo pautas que influyeron notablemente en la calidad de los productos obtenidos y en la garantía de su genuinidad. Aportó nuevos sistemas de aireación para acelerar la crianza de los vinos finos y la acetificación del vino.
Fue una luchadora por los derechos de las mujeres trabajadoras
En su laboratorio se formaron numerosos jóvenes investigadores españoles y extranjeros. Estuvo en contacto con los mejores grupos de investigación del mundo, principalmente los del área de la enología.
Autora de numerosos trabajos de investigación, fue editora del libro Enología: temas actuales (Asociación Nacional de Químicos, 1982), de la Guida di Vini d'Espagna (Mondadori, 1982) y coautora de El vinagre de vino (CSIC, 1991) que fue Premio de la Oficina Internacional de la Vid y del Vino (OIV), en 1993. Asimismo, tradujo al castellano varias obras científicas. Su gran capacidad para la divulgación la llevó a impartir numerosas conferencias, destacando por su estilo preciso y claro.
Ocupó diversos cargos relacionados con la gestión de la ciencia. Entre ellos, vicesecretaria general del CSIC para Asuntos Científicos, y siempre se la recordará como gestora de la automatización de las bibliotecas del CSIC. Coordinadora del Área del Gabinete de Estudios de la Comisión Asesora de Investigación Científica y Técnica colaborando en la redacción del primer Plan Nacional de I+D, gestora del Programa Nacional de Tecnología de Alimentos y por último, directora del Instituto del Frío.
Perteneció al grupo galardonado en 1961 con el Premio Juan de la Cierva. Obtuvo el Premio de Investigación en Ciencias de la Alimentación (CEOE, 1991) y el Premio Mujer Progresista en 1994. Medalla de Oro y Brillantes de la Asociación Nacional de Químicos de España. Participó en numerosas reuniones de la Organización Internacional de la Viña y del Vino (OIV) como representante de la Unión Internacional de Enólogos y como miembro de la Delegación Española.
Su biografía está llena de rasgos propios de su época. Huérfana de un funcionario de correos desde los 11 años, hija de una maestra represaliada por un consejo de guerra sumarísimo de urgencia, con suspensión de empleo y sueldo, tuvo que empezar a trabajar a los 15 años en Correos, empleo que compatibilizó con los estudios de Ciencias Químicas en la Universidad Central (hoy Complutense).
Pero Concha no era solo una gran científica. Gran comunicadora, todo le interesaba, todo le apasionaba. Luchadora por los derechos de las mujeres y especialmente de las mujeres trabajadoras. Un ejemplo de ello fue la creación de la guardería del CSIC, en Madrid, que nació gracias a su impulso cuando ocupaba el cargo de vicesecretaria del organismo.
Hasta el último momento participó activamente en numerosas sociedades científicas, así como en diversas ONG. Amiga entrañable, fiel, se interesaba por los problemas y las alegrías de todos sus amigos para los que siempre tenía la palabra justa en el momento oportuno.
Dolores Cabezudo es catedrática de la Universidad de Castilla-La Mancha. Carmen Polo es profesora de Investigación del CSIC.
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