_
_
_
_
Análisis:EL ACENTO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Los ingenieros del alma

El legado de la ingeniería del siglo XX parece equilibrado entre realizaciones portentosas y un indeterminado porcentaje de ruinas irrecuperables. Excepto en una de sus ramas más caracterizadas, la ingeniería social, de la que solo quedarían ruinas si no fuera porque, en realidad, se trata de estremecedoras tragedias humanas. Es lo que se ha sabido de ciertas prácticas penales en un país que, como Suiza, pasa por ser uno de los más democráticos del mundo.

Desde 1942, y hasta una fecha tan cercana como los años ochenta, las familias disponían de un singular recurso para la educación de sus hijos más rebeldes, como era recluirlos en cárceles estatales con el objetivo de hacer de ellos adultos respetuosos con las normas y las instituciones. La diferencia más llamativa con los presos era el color de sus uniformes, marrón, y no azul, en el caso de los adolescentes. Pero no era la única ni, desde luego, la más desfavorable: en contraste con los reclusos, que conocían de antemano la duración de las condenas, los jóvenes candidatos a engrosar las filas de los ciudadanos ejemplares permanecían en la cárcel tanto tiempo como requiriese su educación.

Suiza está asistiendo sobrecogida a las revelaciones sobre esta ingeniería social que convirtió en cobayas a miles de jóvenes por razones tan inocentes como seguir su vocación en lugar de la que trataban de inculcarle los padres. O como entregarse a un amor que desaconsejaban las conveniencias. O, incluso, por un simple error.

Ha alcanzado este asunto tales proporciones que la ministra de Justicia ha realizado un acto público de reparación a las víctimas de unas prácticas penales que, aunque conocidas, han permanecido en el terreno indefinido del silencio.

Este episodio no es el único que demuestra que ciertas políticas no fueron desterradas tras el desenlace de la II Guerra Mundial, al comprobar que las potencias totalitarias se sirvieron de ellas. En el caso ahora conocido en Suiza, nadie ha demostrado que fuera bueno para construir una sociedad mejor, pero a la vista están las tragedias que provocó la fe en una imposible ingeniería del alma.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_