Una jornada entre la tensión y la alegría

Tomás Gómez, secretario general de los socialistas madrileños, vivió ayer una de las jornadas más intensas de su vida. Ganó las primarias socialistas por un margen estrecho, pero suficiente para seguir controlando el partido y poder cumplir su sueño de batirse en duelo con Esperanza Aguirre (PP) por la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Gómez comenzó la jornada electoral bien temprano. A las 10.40 de la mañana acudió a la agrupación socialista de Parla, localidad de la que fue alcalde, para votar. Tras un malentendido con las papeletas, depositó su voto y aseguró: "El PSM toma hoy el mando de sí mismo". Sus palabras parecían premonitorias de lo que iba a ocurrir.

Por la tarde, se refugió en su despacho de la sede del PSM, en la céntrica plaza de Callao. Tras comer algo ligero en su despacho, se reunió con su equipo de confianza: el secretario de comunicación del PSM, Eduardo Sotillos, los diputados regionales Maru Menéndez, José Cepeda y Rosa Alcalá, y algunos miembros de su ejecutiva regional, como Antonio Miguel Carmona.

Allí vivió una jornada de tensión, porque los primeros resultados de las agrupaciones más pequeñas parecían menos favorables de lo previsto. Y aparecieron algunos nubarrones sobre Callao. Pero pronto se despejaron. Con el 90% de los sufragios escrutados, Gómez tenía la victoria en la mano.

Entonces se desató la alegría. Cientos de militantes fueron llegando a llegar a la sede del PSM y comenzaron a oírse gritos de alegría y vítores en la tercera planta del edificio, donde está el despacho del secretario general.

Tras la intervención de Gómez ante la prensa, durante la que se mostró conciliador, llegó la candidata derrotada, Trinidad Jiménez. Entre un mar de personas que inundaban el salón de actos de la sede, fue recibida por el flamante candidato.

Anoche, Gómez no podía ocultar una sonrisa de oreja a oreja, a pesar de que su rostro revelaba cansancio. Durante las siete semanas que ha durado la campaña de las primarias, ha participado en más de 65 actos públicos.

Gómez nunca ha perdido unas elecciones. Por eso los centenares de militantes gritaban: "El día 22 llegamos a Sol".