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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Premio al que quiso ganar

El Valencia aprovecha su gran juego inicial ante un Athletic que mejoró con Susaeta y Muniain

Tarde o temprano, el fútbol te da una revancha, se repetía Chori Domínguez a modo de mantra para recuperar la autoestima perdida después de su pobre actuación ante el Manchester United. Y la mala entrada anoche en el partido, con un amenaza de bronca por parte del público de Mestalla, justo cuando el Valencia más sufría, atrincherado por el Athletic. Pero de pronto al Chori se le presentó la revancha en un contragolpe que condujo magistralmente antes de servir a Vicente para que sentenciara el encuentro. O eso parecía, pues el Athletic tiró de orgullo y de la magnífica izquierda de Gabilondo para volver a entrar en liza y rozar el empate hasta el minuto 94. Sin tregua alguna. El Athletic acabó como un tiro, pero había comenzado como un petardo, arrollado por un gran Valencia en el arranque del lance.

Al gol postrero de Vicente replicó Gabilondo y el final fue de infarto

Muy mejorado en el once respecto al choque ante el Manchester, el conjunto de Emery firmó una primera parte intachable por intensidad, ambición y calidad. Metió al Athletic en su campo y ahí lo mantuvo casi todo el primer acto. Desde el eje, Manuel Fernandes dio al balón velocidad y precisión para que todos circularan a ese son. Por detrás, Topal lo recuperó y distribuyó con una sencillez de valor incalculable. De ese dúo tan poderoso se aprovecharon los extremos, Mata y Pablo, que desplegaron su repertorio de regates, llegadas y centros, y, por supuesto, los delanteros, Aduriz y Soldado, ávidos por concretar la avalancha.

Con dos delanteros, el Valencia es un equipo mucho más imprevisible y, por lo tanto, mucho más difícil de parar. Lo advirtió Ferguson tras la victoria del United el pasado miércoles en Mestalla: "Lo mejor del Valencia son los centros cruzados". Mucho más si Soldado y Aduriz están ahí para rematarlos.

Entre las artes dominadas por Pablo, el taconazo no es un artículo menor. Con él cerró la victoria la pasada semana en Gijón tras una pared con Mata que concluyó Soldado. Y con él abrió ayer el triunfo sobre el Athletic tras una combinación con Soldado que cabeceó a la red Aduriz.

Caparrós creyó percibir un punto débil en el Valencia: su lateral izquierdo, Mathieu, tan alocado a veces en las subidas por la banda, aunque riguroso ayer en las labores defensivas. El Athletic soltó lastre en la reanudación. Dio entrada a Susaeta por Orbaiz para hurgar en el extremo derecho. El efecto fue inmediato. La entrada de Toquero acompañó a un Llorente hasta entonces demasiado solo. Los centros al área, casi todos desde la derecha, multiplicaron el trabajo de los centrales y también de César, que se jugó el pellejo. De su choque con Javi Martínez salió malparado el centrocampista del Athletic, retirado en camilla. Quiso volver al campo, pero no pudo: se marchó a la ducha cojeando tras el impacto de un rodillazo en un muslo. El Valencia aprovechó la lesión del mediocentro para tratar de recuperar el control. Al tiempo que Emery introdujo a Vicente en un intento de refrescar su banda izquierda. Claro que la plaza de Martínez la ocupó Muniain, una quinta velocidad para acechar a un Valencia cada vez más cansado.

El Athletic presionó mucho más y mucho más arriba en la segunda parte. Aunque, más que presionar, Ocio atizó un puñetazo infame a la nariz de Soldado sin que lo advirtiera el árbitro. El delantero no admitió las disculpas, pues se llevó el golpe y, a continuación, la sustitución de Emery para evitar su expulsión por las protestas.

El final fue frenético, a golpe de cintura, del gol de Vicente, la réplica de Gabilondo y un descuento de infarto que premió al que había querido ganar desde el principio.

Aduriz, autor del primer gol del Valencia, lo festeja con Soldado.
Aduriz, autor del primer gol del Valencia, lo festeja con Soldado.TANIA CASTRO

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