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Crónica:FÚTBOL | Sexta jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Sinama rescata al Zaragoza

Jordi Quixano

No tiene pies ni cabeza, orden ni concierto. El Zaragoza es un equipo descompuesto, con unos agujeros tan expresivos como abismales en la defensa, una construcción demasiado flemática y una definición irregular. Por lo menos, con 11 jugadores sobre el césped. Porque con 10, expulsado Jarosik por una entrada ingenua y de párvulo, resultó ser un punzón, un conjunto de fútbol afilado y remate perfecto. Patidifuso se quedó el Sporting, con una propuesta de juego sugerente, pero con una puesta en escena bien discreta: redujo al Zaragoza a la nada con igualdad de efectivos y desaprovechó la ventaja de dos goles para conceder el empate final cuando lo tenía todo de cara con superioridad numérica.

ZARAGOZA 2 - SPORTING 2

Zaragoza: Doblas; Diogo, Jarosik, Contini, Obradovic (Braulio, m. 46); Gabi, Ponzio; Lafita (Jorge López, m. 69), Herrera, Bertolo; y Sinama (Marco Pérez, m. 76). No utilizados: Álex Sánchez; Lanzaro, Boutahar y Kevin.

Sporting: Juan Pablo; Lora, Botía (Jorge, m. 58), Gregory, José Ángel; Rivera (Matabuena, m. 76), Eguren; Diego Castro, De las Cuevas (Bilic, m. 71), Ayoze; y Barral. No utilizados: Cuéllar; Sangoy, Iván Hernández y Sergio Álvarez.

Goles: 0-1. M. 32. Obradovic, en propia puerta. 0-2. M. 48. Diego Castro, de penalti. 1-2. M. 56. Sinama. 2-2. M. 60. Sinama.

Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Diogo, Botía, Herrera, Juan Pablo y José Ángel. Tarjeta roja directa a Jarosik (m. 46).

La Romareda: unos 22.000 espectadores.

Con Rivera y Eguren como ejes, el Sporting mantuvo el equilibrio en la fase defensiva y se catapultó al ataque a trompicones con Castro como anguila, De las Cuevas como pie ejecutor y Barral como punto final. Todo a pedir de boca. Así, Rivera sorprendió al sacar rápidamente una falta y Lora centró desde el costado para que Obradovic pusiera un pie y marcara en propia puerta. La guinda la puso Diego Castro, que aprovechó el penalti y el desaguisado de Jarosik. Por entonces, el Zaragoza estaba hecho un trapo. Sin embargo, de modo incomprensible, se reactivó. El mundo al revés.

No se arredra el Zaragoza a la hora de jugar la pelota y de gobernarla en la zona ancha. Y no lo hace mal del todo, con combinaciones seguras, toques de primeras y alguna que otra pincelada de calidad, sobre todo capitalizadas por Ander Herrera. Pelea sin tregua Bertolo y corre con arrojo Lafita. Pero todo se tuerce cuando se le exige jugar en vertical y definir en los metros concluyentes. Es un equipo que juega sin tener en cuenta las porterías, con posesión estéril. Pero, con 10 jugadores, perdido el pánico al fracaso, recobró el toque, la profundidad y la puntería con Sinama, como estilete: dos movimientos al hueco, dos pases medidos y dos firmes zapatazos -uno con cada pierna- para sellar la igualada, que no impulsa a ninguno en la clasificación, perdidos ambos por los bajos fondos. Barral, en el último resuello, pudo romper el duelo. Pero reventó el larguero. No entraba en la lógica.

Sinama manda callar a La Romareda tras uno de sus goles.
Sinama manda callar a La Romareda tras uno de sus goles.EFE

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