Dos candidatos dispuestos a derrotar a Rita Barberá
Cerca de 1.800 militantes de Valencia decidirán hoy entre Calabuig y Mata
Los socialistas recuperaron ayer una costumbre poco ensayada en sus filas. El cara a cara entre los dos candidatos antes de medirse, hoy, en unas primarias en las que se elegirá al próximo candidato del partido a la alcaldía de Valencia en 2011. Y no les salió mal. Durante la hora y media que duró el debate -con un formato mezcla de los programas televisivos 59 segundos y del Tengo una pregunta para usted-, los 23 puntos en los que el PP aventaja al PSPV en Valencia dejaron de pesar como una losa.
Elegantes en sus intervenciones, "para evitar la tentación del PP de reducir las primarias a una pelea de gallos", Joan Calabuig y Manuel Mata agradecieron los esfuerzos de todo el partido y señalaron a la alcaldesa popular, Rita Barberá, como su única adversaria política. La única mención a lo que representa uno y otro la expresó Mata cuando, dirigiéndose a los militantes, les dijo: "De vosotros depende que sea el gota a gota o un huracán quien la tire".Como comentó la moderadora del debate, Carmen Alborch, portavoz socialista en Valencia, "los equipos de ambos candidatos han hecho un trabajo digno de la candidatura a la presidencia de los EE UU", en alusión a la estructura del debate: 15 minutos de intervención inicial, cinco minutos para la réplica entre ellos, un segundo bloque de preguntas de los militantes y tres minutos para recapitular y pedir el voto.
Decidido por sorteo, Mata abrió el cara a cara asegurando que los socialistas han recuperado la alegría con estas primarias y que sus aspiraciones a ser candidato a la alcaldía no esconden ninguna ambición orgánica. "Debemos elaborar un nuevo relato, épico y emotivo, de la izquierda". El diputado autonómico arremetió contra Barberá, que "nos ha engañado a todos". "La reina del chiringuito no se acuerda ahora de que el Paseo Marítimo lo hicimos los socialistas", remachó.
Un Calabuig, más sosegado, insistió en esta dirección y reivindicó que la Valencia más moderna, aún hoy, después de 19 años de gobierno del PP, es la que construyeron los gobiernos socialistas: el río verde del Turia, el Palau de la Música, el IVAM, la Ciudad de las Ciencias... "Estos son nuestros grandes eventos. No los eventos efímeros que desaparecen de un día para otro". El diputado en el Congreso insistió en el agotamiento del proyecto popular para la ciudad y arremetió contra una Valencia dual: la de postal y la de la realidad de los barrios. También apuntó, por si había dudas, que si los socialistas ganaban las elecciones debían de volcarse con todos "los que viven en esta ciudad".
Coincidieron en muchos puntos sobre los males que aquejan a la ciudad y al partido. Los dos verbalizaron la necesidad de volver a conectar con los ciudadanos, los dos defendieron los esfuerzos de Zapatero por esta ciudad y los dos dieron su refrendo a los sindicatos tras la protesta del 29-S. En el bloque de preguntas, Alborch sacó al azar de una urna los nombres de los militantes que poco antes dejaron escrito en una papeleta su nombre para poder preguntar. Uno a uno -hasta siete- preguntaron por "¿Por qué he de votarle a uno o a otro?", "¿qué papel tendrán las Juventudes Socialistas si llegan a la alcaldía? o las recetas de cada uno contra el paro en la ciudad.
Para despedirse, Calabuig insistió en que el partido debe introducir algunos cambios, "subir la mirada y conectar con más gente" para que el día de las elecciones no se queden en casa. "Os propongo un discurso en positivo, que no va contra ninguno", resumió.
Mata, por su parte, reconoció que este es un momento esencial de la vida política y apeló a la importancia de estas primarias "porque", como dijo, "1.762 personas [los militantes registrados] tienen que pensar en los 800.000 valencianos que viven en esta ciudad".
Los momentos más distendidos los provocó Carmen Alborch desde su papel de moderadora. Obvió algunas de las normas más estrictas impuestas al debate: por ejemplo, cuando permitió los aplausos tras las intervenciones de los candidatos con un "como la represión no es buena, yo creo que se puede". La carcajada fue general cuando en pleno debate sobre la política dedicada a los mayores, el móvil de Alborch sonó y Mata, interrumpiendo su intervención le preguntó: "¿Quién era? Y Alborch respondió sincera: "Mi madre". Y en la despedida, Alborch no pudo contenerse más y dijo: "Reconoceréis que la más contenta soy yo", en alusión a que el partido tiene "banquillo" para pelear por Valencia después de que ella no quiera repetir.
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