Caballos ganadores
El sector de hipódromos mueve más de 50 millones y ocupa a 5.000 personas
Imaginen una multitud de fichas de dominó una al lado de la otra. Imaginen que se distribuyen en un óvalo de 1.700 metros de cuerda. Imaginen que alguien golpea a la primera y, una a una, van cediendo. Esta es la imagen que mejor dibuja la topografía del mundo del turf (del mundo de los hipódromos). Pues su gran baza es su capacidad para generar empleo en cascada.
El mundo de los caballos de carreras es responsable en España de 5.000 empleos directos e indirectos. Pero más que esta cifra en sí, lo importante es su habilidad para multiplicarlos como polen en primavera. "Además de los puestos directos que supone la celebración de una jornada de carreras, en los hipódromos se da trabajo a entrenadores, yoqueis (jinetes), galoperos (se encargan de montar los caballos antes de las competiciones), mozos de cuadra, transportistas, herradores, personal de pista, jardineros, profesionales de seguridad, veterinarios, taquilleros, informáticos, economistas...", desgrana a modo de mantra Manuel García, presidente de la Sociedad de Fomento y Cría Caballar de España (SFCCE).
Hasta junio aumentó un 10% el número de carreras y un 8% los premios repartidos
De hecho, solo en los últimos cuatro años, a raíz de la reapertura del Hipódromo de la Zarzuela de Madrid, se han creado, explican en la Sociedad de Fomento, unos 4.000 puestos. Y se calcula que por cada caballo nuevo que se pone en entrenamiento se generan cinco empleos. Hoy día, en España existen algo más de mil caballos en entrenamiento. "Y el sector tiene un potencial de desarrollo como ningún otro del país", asegura Manuel García, responsable de la SFCCE. La experiencia de otras naciones apunta en esa dirección.
Según un reciente estudio de la consultora European Pari Mutuel Association (EPMA) titulado The economic and social contribution of horseracing in Europe, se estima que el sector da trabajo en Francia a unas 70.000 personas, a partir de 9.000 caballos de entrenamiento, lo que eleva la relación a casi ocho puestos de trabajo por cada equino.
Este es el punto de salida de una industria que factura más de 50 millones de euros anuales en España y que emite señales de fortaleza. Solo en apuestas reparte al año casi seis millones en ingresos. Y por aquí pasa buena parte de su futuro. En la actualidad, en nuestro país (con la excepción del País Vasco), únicamente se permiten las apuestas dentro de los hipódromos, pero no fuera. "Si esta situación cambiara -tal y como se está negociando con Loterías y Apuestas del Estado (LAE)-, la apuesta hípica tendría un crecimiento brutal, multiplicándose por cien o doscientos el potencial de la industria", reflexiona García. Por ahora, ya hay algunos síntomas de esta fortaleza. En el primer semestre del año se ha vivido un aumento del 10% en el número de carreras disputadas y del 8% en premios repartidos.
Ahora bien, tampoco es absolutamente inmune frente a los tiempos que vivimos. Si hace unos años se pagaba un máximo de 100.000 euros por un purasangre inglés, ahora hablaríamos de 40.000. Además, el precio medio de estos animales ha caído hasta los 10.000 euros. Pese a todo, "en la última subasta de caballos, que se ha celebrado en Navarra, se vendieron todos los potros", precisa Manuel García. Porque, como dice con ironía el cocinero y fanático del turf Abraham García, "el sector está demasiado bien para el volumen de juego que tenemos. Los propietarios son gente admirable y abnegada, que siempre han vivido, y comprado, por encima de sus posibilidades".
Y es que el sector tiene muchas esperanzas depositadas en las apuestas por Internet. El Gobierno prepara estos días un anteproyecto de ley con el fin de regular los juegos de azar, sobre todo pensando en aquellas compañías que operan en la Red. Ya que se da la paradójica situación de que algunas firmas extranjeras de juego domiciliadas en paraísos fiscales, y que, por tanto, no rinden cuentas al fisco español, ofrecen apuestas de carreras de caballos españolas.
Polémicas al margen, de lo que existen pocas dudas es de que estamos en una industria coral. Y uno de los actores principales son las yeguadas. La navarra Dehesa de Milagro (280 hectáreas y 250 caballos) está considerada una referencia en España. "El sector sufre la crisis, pero la calidad de nuestros caballos se encuentra sobradamente acreditada", comenta José Hormaeche, socio y director de la yeguada, en la que también participa Felipe Hinojosa (ex directivo de Cortefiel).
Pero no hay caballo de carrera, ni industria, sin yoqueis. En este oficio, tallado en madera de boj, lleva desde los 14 años el vitoriano Óscar de Ortiz Urbina. Desde una mirada económica a este mundo, "el yóquey", relata este profesional, "trabaja de dos formas: libre (monta para las cuadras que se lo piden) o bien firma un contrato con una sola". En este último caso, el compromiso suele ser anual. ¿Salario? A partir de 2.000 euros mensuales, a los que se suman 60 euros solo por montar el caballo el domingo (día de carreras), más un 10% de la cuantía de los premios (siempre que quede entre el primer y el cuarto puesto).
Otra figura ineludible en este mundo es la del veterinario. Generalmente autónomo, trabaja a partir de una iguala mensual o una tarifa por visitas; y tajo hay. "Solo en Madrid existen cinco hospitales equinos de referencia", confirma la veterinaria Marta Varela del Arco.
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