India se calienta
La tercera economía de Asia logra su mayor crecimiento en dos años y medio, pero no logra contener la inflación
El dato da vértigo. India elevó su PIB un 8,8% en términos interanuales durante el segundo trimestre de 2010, el mejor desempeño desde diciembre de 2007 y muestra clara de que lo peor ya ha pasado para la tercera economía de Asia. Esta cifra confirma además las previsiones del banco central indio, que hablan de un crecimiento del 8,8% para el año fiscal 2010-2011. Con estas cifras, India quintuplica las previsiones de la Unión Europea durante este año (1,7%) y triplica las de EE UU (2,7%), consolidándose junto a China como uno de los motores del crecimiento mundial.
Conocidos estos datos, todo son alabanzas para India. Incluso un estudio de la consultora PriceWaterhouseCoopers (PWC) vaticina que para el año 2014 el país tendrá incluso más multinacionales que China, con 2.219 empresas fuera de sus fronteras. Las claves de su éxito no son nuevas: una inagotable fuerza productiva bien formada, una clase media de al menos 200 millones de personas ávidas por sumarse a la sociedad de consumo, un tejido industrial consolidado por empresas extranjeras que encuentran en el tigre asiático atractivas condiciones laborales y tributarias, y un creciente sector exterior.
En agosto de este año, los precios de consumo crecieron un 9,6%
Los datos del último trimestre confirman esta tendencia y reflejan un crecimiento de la producción manufacturera de un 12,4%, mientras que la construcción aumentó un 7,5%.
Durante la crisis financiera internacional, India solo ralentizó su crecimiento hasta el 6%, perjudicada también por las lluvias, que destruyeron las cosechas agrícolas del año pasado y paralizaron un sector que emplea a la mayoría de la fuerza productiva del país. Pese a ello, el país aguantó el tipo gracias a los impulsos estatales y su reducida dependencia del extranjero. El comercio exterior solo representa el 20% de la economía india.
Pero no todo son buenas noticias. El país sigue sufriendo una inflación crónica que el Ejecutivo no puede controlar. Este indicador creció un 10,2% durante el último ejercicio 2009-2010 impulsado por los elevados precios de los alimentos, consecuencia a su vez de la baja producción agrícola. En agosto de este año, los precios crecieron hasta el 9,6%, después de llegar al 11,04% en marzo de este mismo año. Los datos reflejan que el problema no acaba de solucionarse a pesar de las subidas sucesivas de los tipos de interés que ha realizado el instituto emisor, pasando desde el 4,5% en julio de 2008, hasta el actual 6%.
El Ejecutivo confía en que a fin de año la inflación solo llegue al 6%, a pesar de que organismos internacionales como la OCDE elevan estas previsiones hasta el 10,2%. El problema es que al Gobierno ya no le quedan más armas de control. Este mes ha elevado en medio punto sus tipos para intentar congelar una economía que sufre algunos síntomas de sobrecalentamiento. No obstante, algunos analistas cuestionan esta estrategia por considerar que se busca frenar el consumo, precisamente uno de los indicadores que menos ha crecido en el último trimestre.
La inflación no es el único indicador que presenta problemas. El creciente déficit público, que llegó al 11,8% en 2009 -triplicando las cifras de 2007-, hace necesario un plan de ajuste que podría ralentizar el espectacular crecimiento reciente. Si a esto le sumamos la debilidad de sus socios comerciales occidentales y la lentitud en la recuperación de las inversiones exteriores, el panorama está lejos de las estimaciones triunfalistas del Ejecutivo. Las dudas quedan planteadas para 2011. -
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