Una amenaza para el humedal

A finales del siglo XVIII el gran humedal de Padul (Granada), que cuenta con una de las mayores turberas de la Europa meriodional, fue drenado y desecado en gran parte para el cultivo. Está situado a apenas 500 metros del núcleo urbano pero es un área de reserva del Parque Natural de Sierra Nevada que la actividad humana ha transformado. Pese a ello, aún existen dos enclaves lagunares principales, claves para garantizar la gran riqueza biológica y ecológica de este espacio, que es un importante descansadero de aves migratorias. Desde hace décadas grupos ecologistas y particulares cuestionan la actividad de la turbera por la desecación. Ni negociaciones entre administraciones y empresas, ni quejas han tenido efecto. Así que el asunto está en los tribunales.

Las empresas que extraen la turba para su comercialización posterior lograron los permisos hace más de medio siglo, antes de que el humedal fuera declarado parte del Parque Natural, y les quedan aún décadas para poder seguir haciéndolo. El Plan de Ordenación de los Recursos Naturales del Parque Natural considera "compatible" la actividad, pero quienes se oponen a ella lo hacen porque consideran que las extracciones de agua -necesarias para sacar la turba- sobrepasan lo permitido y afectan a zonas que no tienen nada que ver con la concesión. El aprovechamiento productivo "pone en peligro" las características del enclave, entienden. En consecuencia, lamentan, se está desecando el humedal sin tener en cuenta su protección: incluido en la lista de humedales de importancia internacional Ramsar.

El conflicto de intereses entre la explotación y la defensa de los valores medioambientales del conjunto, que ocupa más de 300 hectáreas, ha llegado a la autoridad judicial. Tras las intensas lluvias del último año, el agua libre llegó a ocupar extensiones considerables junto a la turbera de Agia, en el borde meridional, y la de Aguadero, al norte. A raíz de la denuncia de un particular, el Juzgado de Instrucción 1 de Granada ha iniciado una investigación y ha ordenado al Servicio de Protección de la Naturaleza un primer informe.

La Coordinadora Verde de Andalucía acusa a la Junta de permitir el "vandalismo medioambiental" en Padul. La Agrupación Granadina de Naturalistas y Ecologistas en Acción han denunciado en Fiscalía la posible desecación de las lagunas por parte de las empresas extractoras, que "no cuentan con la correspondiente licencia municipal". Los empresarios de las dos turberas sostienen que no era preceptiva, que poseen los "permisos pertinentes" y que nadie les ha pedido esa licencia durante los años de concesión.

Los denunciantes acusan a la Junta de "mirar para otro lado". La Administración lo niega y dice que lleva años trabajando en este asunto pero que es "complejo", puesto que las empresas cuentan con "unos derechos mineros consolidados" que son anteriores a la declaración del Parque Natural. Este verano, la Consejería de Medio Ambiente ha abierto un expediente, tras la visita de sus agentes a la zona, que puede derivar en una sanción a las empresas.