Aduriz iguala la pizarra de Quique Flores
Un cabezazo picado del delantero del Valencia empata un partido dominado en el primer tiempo por el Atlético
El vuelo majestuoso de Aduriz igualó la pizarra de Quique Flores, que había anulado al Valencia en la primera parte. Pero el cuadro de Emery fue ganando con las permutas y el paso de los minutos. Entraron Soldado, Pablo y Jordi Alba, y el Valencia terminó embalado ante un De Egea otra vez infranqueable salvo en el cabezazo picado de Aduriz. Al Atlético le faltó gas en un segundo periodo en el que se desentendió por completo del balón. El que le sobró a un Valencia poderoso en el tramo final, con más fuerza que maña ante un rival siempre sólido a partir de su portero supersónico.
La primera parte supuso un repaso táctico de Quique Flores. De principio a fin. Desde las barbas de César, chamuscadas por una presión muy arriba de los dos delanteros rojiblancos, Forlán y Diego Costa, que pusieron en evidencia la escasa habilidad de los centrales valencianistas, Ricardo Costa y Maduro, en la salida del balón. Y pese a contar en teoría con uno menos en esa línea, puesto que el Valencia disponía de cinco centrocampistas, el Atlético también se apoderó del centro del campo.
VALENCIA 1 - ATLÉTICO 1
Valencia: César; Miguel, Maduro, Ricardo Costa, Mathieu (Jordi Alba, m. 75); Albelda, Tino Costa; Joaquín (Pablo Hernández, m. 71), Domínguez (Soldado, m. 56), Mata; y Aduriz. No utilizados: Moyà; Bruno, Fernandes y M. Topal.
Atlético: De Gea; Perea, Godín, Domínguez, A. López; Reyes (Fran Mérida, m. 77), Assunção, R. García (Mario Suárez, m. 81), Simão (Valera, m. 91); Diego Costa y Forlán. No utilizados: Joel; Juanito, Filipe Luis y Camacho.
Goles: 0-1. M. 19. Simão. 1-1. M. 83. Aduriz.
Árbitro: Iturralde González. Amonestó a Mathieu, Albelda, Maduro, Mata, Assunção, Diego Costa y Mario Suárez.
Unos 40.000 espectadores en el estadio de Mestalla.
El cuadro de Emery mejoró mucho con los cambios, sobre todo con Soldado
De Egea asumió todo el protagonismo rojiblanco en el segundo tiempo
Desde allí lanzó a la carrera de sus dos puntas, a la espalda de la zaga local, con tanta facilidad que el cuadro madrileño pudo haber sentenciado el encuentro en este primer tiempo. Lo habría hecho de no haberse dormido Forlán justo cuando ya había sacado tajada del enredo de Ricardo Costa y César. Para completar su superioridad, el Atlético encontró un filón en su veta derecha, donde Reyes mantuvo un duelo desigual con Mathieu. El lateral izquierdo francés está en un estado físico deplorable, como evidenció el pasado domingo en el Rico Pérez ante el Hércules, pero nadie en su equipo parece haberse dado cuenta. Si acaso Albelda, permanente apagafuegos para tapar una zona irremediablemente perdida. A pesar de que ambos, Mathieu y Albelda, le atizaron al extremo rojiblanco con el permiso del árbitro.
El Valencia revivió los fantasmas de la pasada Liga Europa, cuando el Atlético le apuntilló en los cuartos de final de la misma manera: al contragolpe, tras un córner a favor de los valencianistas. Como ayer. Lo más meritorio de la acción atlética fue el pase largo, con la izquierda y desde el centro del campo, de Forlán a Antonio López. El lateral alicantino sirvió al centro para que marcar Simão. Su compatriota Ricardo Costa estuvo en Babia.
Con una sola referencia arriba, Aduriz, el Valencia abusó del pelotazo hacia el delantero vasco. Espeso Tino Costa en la distribución, Chori Domínguez fue una rémora desde la media punta: cada intervención suya fue pelota perdida. Su inclusión en el once desplazó a Mata al interior izquierdo, donde apenas intervino. Y ni siquiera Joaquín, tan en forma en los últimos encuentros, se enganchó al encuentro.
Emery tampoco reaccionó en el descanso y el Atlético siguió jugando con la misma placidez. Hasta que entró Soldado y agitó el árbol de Mestalla. El Valencia empezó a meter a mucha gente en el área rojiblanca y eso incluyó la primera buena jugada valencianista: un tiralíneas entre Joaquín y Mata y el tiro cruzado de este, muy colocado, lo salvó milagrosamente De Egea. No fue la única vez. El latigazo de Soldado, desde 25 metros, también fue rechazado por el joven portero del Atlético, el más exigido del campeonato. De Egea asumió todo el protagonismo de su equipo cuando volvió a detener a bocajarro un cabezazo de Soldado y, a continuación, chocó con Mata en un presumible penalti que Iturralde convirtió en tarjeta amarilla al delantero internacional español.
El Valencia mejoró considerablemente con los cambios. Y el empuje del cuadro de Emery lo simbolizó más que nadie Albelda, que llegó al extremo para acompañar a Pablo. De ese empeño de Albelda salió un centro del mediocentro valenciano que cabeceó picado a gol Aduriz, en la única manera de batir a De Egea. El orgullo inacabable de Albelda le dio un punto al Valencia.
Y el Atlético, que había renunciado al balón, se vio ante un final extenuante, frente a un Valencia muy subido de adrenalina. Con la tranquilidad, no obstante, de que en caso de dudas, siempre queda De Egea.
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