Callejón tiene los pies sueltos
El atacante del Espanyol, que rompió su gafe el fin de semana pasado al marcar un gol, jugará hoy por primera vez en el Bernabéu tras dos años vetado contractualmente por el Madrid
Se reunieron a pie de césped en bastantes ocasiones. Otras veces, lo hicieron en el despacho del entrenador del Espanyol, Mauricio Pochettino. Y la conclusión era invariable. "Haz lo que creas. No puedo escoger por ti", le aclaraba el técnico; "pero cuento contigo". No era broma. "Por mi bien y el del equipo, no quiero que se vaya. Aunque acepto la mala situación económica del club y sus consecuencias", repetía Pochettino a la dirección deportiva. Pero las ofertas del Wigan y del Getafe no satisficieron las pretensiones blanquiazules y José María Callejón (Motril; 1987), el 8 del Espanyol, sigue a lo suyo, con la portería rival en el entrecejo. Pero está liberado. Ya marca goles y ya puede pisar el Bernabéu; privilegio del que le privó el Madrid -su ex club- contractualmente por dos años. "Por fin puedo disputar este encuentro", concede Calleti, que el año anterior no se aguantó de los nervios y viajó al estadio para ver el partido desde las gradas.
Lejos queda ese chico de hace tres cursos, cuando probaba un regate y se le enredaban las piernas para suscitar las reprobaciones de la grada blanquiazul. "Pero nunca dejó de intentarlo", subrayan desde el área deportiva. Y se ha ganado tanto el beneplácito del público como el respeto del vestuario. "Tiene hambre de crecer y siempre va más", intercede David García. "Es un jugador muy completo", le elogia Pochettino. "Hace lo mismo de siempre, pero mejor porque ha madurado, porque se siente importante", resalta Luis García. "Un futbolista total", amplía Chica. "No me quema el balón", reconoce Callejón; "los minutos me han dado confianza y cuando encaro a un defensa, pienso que puedo superarlo". Por eso Pochettino le alineó en 36 de los 38 partidos ligueros del año anterior, más que a ningún otro jugador. "Me siento muy valorado, pero no he pedido un aumento de sueldo, ¿eh?", desliza con su gracejo habitual. "Es un cachondo", le define Verdú. "Cae en gracia", añade Chica. "Un pesado", bromea un tercero, que por la mañana ha recibido unos masajes en la camilla y se ha llevado su cuchufleta habitual. "¡El tío! Todo el día ahí, ¿no? A ver si te entrenas un poquito...", le soltó Calleti.
Callejón ha cambiado. Sobre todo en el césped. "Antes jugaba más de cara al gol, pero se le estaba negando", explica Pochettino, que de ariete lo reconvirtió a interior. "Como medio, tienes más exigencias defensivas. Pero me sigo tomando el gol como una obligación", argumenta el 8. Su tormento desde que está en Primera; suma cinco dianas en 63 partidos. Bien pocas para alguien que desde niño revienta las redes. Incluso en el filial del Madrid, donde marcó 21 tantos en su única temporada en Segunda B. "Es lo que le falta para marcar la diferencia", advierte Verdú. "En los entrenamientos las enchufa todas", apunta Chica. "El día menos esperado me pongo a marcar", replica Callejón. Como el gol que le hizo el domingo al Almería.
Callejón, que se pirra por el grupo musical El Barrio y que no le hace ascos a una partida de póker on-line, apunta al Bernabéu, donde siempre quiso jugar pero que nunca pisó. Lo hará como rival, algo que no es novedoso porque sí que se batió con el Madrid el año anterior en Cornellà. Pero ahora, juega liberado.
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