El Deportivo solo sabe empatar

Un halo de confianza recorrió el deportivismo durante la pretemporada, se atisbaban sin mayor temor los problemas derivados de la ausencia de delanteros con hambre o de centrocampistas creativos, se despreció incluso la tardanza en cerrar la plantilla con dos laterales izquierdos que llegaron sobre la bocina. Nada inquietaba porque se contaba con lo que semejaba una certeza: que sobraban los dedos de una mano para contar los equipos que disponían de un arsenal menor. Ayer, tres jornadas después de iniciar la Liga, empezaron en Riazor los sudores fríos porque cualquier sima imaginable está al alcance de tanta vulgaridad como la que mostró ayer el Deportivo en la primera parte.

Pero al equipo de Lotina le salva el amor propio. El técnico no se cansa de cantar las excelencias de un equipo solidario. Otra cosa es el fútbol. El Depor salió tras el descanso con la casta que se le supone a un grupo de esforzados. Con eso y con dos penaltis nacidos de la imprudencia de Marcano y Boateng, le bastó para remontar a un Getafe tibio, confiado en su superioridad, en un marcador que le favorecía tras un afortunado remate de Colunga que rebotó en Colotto para darle ventaja.

A gusto en el frenesí de la segunda parte, el Deportivo encontró una veta en la conexión entre Lassad y Desmarets. Con ese bagaje se aprestó a defender el botín conseguido, pero pronto se reveló que era una tarea ímproba si el Getafe conseguía ordenar su talento y ponerlo en juego. Cuando lo hizo empató Arizmendi y Manu envió un remate a la cruceta antes de un nuevo giro final porque la expulsión de Mosquera abrió espacios para el Dépor. Pero entonces Codina salvó al Getafe.