KH desanda el camino

En tiempos en que las empresas se apuran por externalizar su distribución, KH Lloreda sigue el camino inverso. La empresa familiar catalana, fabricante del KH7, producto líder en el mercado de limpieza de cocina, acaba de invertir nueve millones de euros en una nueva planta logística, ubicada en Canovelles (Barcelona). La nave está íntegramente robotizada y le permitirá hacerse cargo directamente del 65% de las entregas.

Hasta ahora, el Grupo Carrera se encargaba de la distribución de los productos. A partir de octubre, cuando comience a funcionar el almacén, dicho operador logístico solo repartirá el 35% de ellos, los pedidos de cantidades menores. La nueva nave y la planta de la empresa están a 800 metros de distancia, con lo que también se reduce el tiempo de transporte de 6 horas a 15 minutos.

La compañía espera ahorrar un 10%, y con ello amortizar la deuda de la nave

Según el presidente de la compañía, Josep Maria Lloreda, la puesta en marcha del almacén le permitirá ahorrarse un 10% del coste de la distribución, y con dicho dinero amortizará la inversión de la nave, que tiene una superficie de 1.772 metros cuadrados. KH Lloreda tiene una plantilla de 82 empleados, pero sus productos están casi en el 23% de los hogares españoles.

La decisión empresarial de internalizar el servicio se enmarca, además de en la política de ahorro, en una estrategia para mejorar la fiabilidad de los pedidos. "Creemos que es posible tener cero errores en las comandas y en el proceso de distribución", señala Daniel Lancho, responsable de operaciones de la empresa.

Dentro de la planta, la organización de los pedidos es ahora el trabajo de un robot. Un brazo mecánico, similar al que utilizan las factorías de coches, se ocupa de preparar los pedidos y cargarlos en los palés. Esta producción en serie tiene la novedad de que el robot, fabricado por Pyssa, es capaz de poner junto un pedido tomando cajas de pilas de diferentes alturas, como si se tratara de un Tetris gigante. Y haciéndolo con los menos movimientos posibles. Como cada gran superficie impone sus propias condiciones de entrega, el robot también discrimina dichos "gustos".

Después de que los pedidos estén listos, un sistema de bandas automáticas permitirá llevarlos y montarlos en los camiones para la distribución sin que intervenga empleado alguno. Toda la cadena está supervisada mediante etiquetas RFID, que permiten controlar las existencias, la trazabilidad y asegurar la fiabilidad de los pedidos. "Trabajamos más de tres años para encontrar una solución tecnológica que se acomodara a nuestras necesidades. Y como no existía, nos la inventamos", explica Lloreda. La facturación de la empresa el año pasado fue de 33,2 millones de euros, un 4,2% más que el anterior. El beneficio ascendió a 3,49 millones.

La decisión de ir contracorriente de la actual tendencia a externalizar de los productores de Zas! y HK 7, que cuentan con una cuota de mercado del 62%, tiene sentido en el contexto empresarial en el que operan, afirma Hugo Dosil, consultor de PricewaterhouseCoopers (PwC). "Una de las razones para externalizar un servicio es que así una empresa se puede focalizar en sus actividades críticas y no distraerse con actividades que no le generan valor añadido. En el caso de KH Lloreda, la distribución se asume como una actividad clave en el negocio", explica Dosil.

La compañía parece tan efectiva evitando la crisis como sus productos evitando las manchas. Lloreda, hijo del fundador de la empresa, espera cerrar el año con unas ventas de 36,7 millones y un crecimiento cercano al 12%. -