La gran fusión frustrada
Se cumplen 10 años del pacto Endesa-Iberdrola que habría cambiado el mapa eléctrico
Se cumplen en estas fechas 10 años del acuerdo para la fusión entre Endesa e Iberdrola, frustrado por las leoninas exigencias que impuso el Gobierno del PP, que prácticamente obligaba a vender la mitad de los activos resultantes y lo hacía inviable. La operación se fue al traste antes de acabar el año después de consumir ríos de tinta, dinero y esfuerzos de todo tipo.
En realidad, fue en octubre de 2000 cuando los consejos de las dos eléctricas dieron el sí a la integración después de varias semanas de negociaciones. El patio estaba revuelto por la oferta conjunta de Repsol y Gas Natural sobre
Iberdrola aceleró el proceso y los dos presidentes, Rodolfo Martín Villa (Endesa) e Íñigo de Oriol (Iberdrola), pusieron tierra de por medio con un pacto que bendijeron con un extenso apretón de manos ante las cámaras. El acuerdo preveía, incluso, que ambos presidieran la nueva entidad hasta 2003 para, una vez rendidas las cuentas del ejercicio, pasar el bastón de mando a Manuel Pizarro (luego sería presidente de una Endesa en solitario).
La fusión habría dado lugar a un gigante sectorial. Las compañías sabían que la integración tenía que pasar por el examen de las autoridades de Competencia ya que copaba el 80% del mercado español y contaba con importantes ramificaciones en el exterior. Las evoluciones fueron recogidas casi al segundo en los espacios informativos. No era para menos. Se estaba fraguando una de las operaciones más significativas de la historia empresarial española y la creación de una compañía que habría estado entre las cinco mayores del mundo de su sector.
Tanto Martín Villa, ex ministro con UCD y miembro destacado del PP, como Oriol, representante de una familia ligada a la industria eléctrica de toda la vida, esperaban el respaldo gubernativo. Años después ninguno se ha privado de manifestar su frustración al recordar el fracaso, que prácticamente puso fin a su carrera en el sector. Los dos estrecharon la amistad desde aquellos tiempos y, aunque sea sin acritud, ni el entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, ni el responsable de la Competencia, Luis de Guindos, deben formar parte de su santoral. (Dicho sea de paso, se da la circunstancia de que el SIP de cajas que preside Rato tiene el 6% de Iberdrola, vía Bancaja).
No se trata de hacer ahora ciencia-ficción; pero otra cosa habría sido de haber salido adelante la operación. Nada de lo que ha ocurrido y está ocurriendo en el sector eléctrico habría sido igual. Ni la OPA de Gas Natural sobre Endesa, que precisamente ahora cumple cinco años y que fracasó por la oposición radical de los gestores de la antigua empresa pública liderados por Pizarro; ni el posterior intento de E.on, auspiciado por éste; ni la entrada de la italiana
Enel y la española Acciona, que se aliaron para responder a la alemana; ni la abrupta ruptura entre éstos que supuso la salida del grupo presidido por José Manuel Entrecanales de la eléctrica...
Tampoco se habrían producido los cambios en Iberdrola: ni el fichaje de Ignacio Sánchez Galán como número dos por parte de Oriol, a quien tanto debe por abrirle el ascenso a la presidencia; ni sus posteriores actuaciones como la expansión realizada (compra de Scotish Power y Energy East) que le permitía ganar tamaño internacional al mismo tiempo que diluir la presencia no solicitada del grupo ACS en su accionariado; ni la cruenta pelea legal con el grupo que preside Florentino Pérez por la insistencia de ésta de hacer valer el 12% que posee del capital con la incorporación al consejo de administración a la que el otro se opone...
Pero eso es lo que ha pasado y lo que hay. E, independientemente de las derivadas y follones, las eléctricas españolas (además de las citadas, el resto también ha tenido variaciones en este decenio: Unión Fenosa, ahora absorbida por Gas Natural;
Hidrocantábrico, que controla la portuguesa EDP; E.on, que se quedó con Viesgo y otros activos de Endesa tras perder la batalla por ésta) han estado siempre a la punta de la tecnología y energías alternativas.
Lo que ha variado poco o nada son las cuestiones de política energética y las relaciones con la autoridad regulatoria. Son tradicionales los desencuentros entre las eléctricas con Industria, sea quien sea el titular del departamento. Precisamente ahora se trata de arreglar el déficit tarifario del ya se hablaba entonces. Cuando aquella fusión frustrada. -
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