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Entrevista:MARCO ANNUNZIATA | Economista jefe de Unicredit | Economía global

"Sin ajuste, un impago en la UE es posible"

Alicia González

Hay una categoría de economistas que están de moda. No hay debate, foro o reunión internacional de cierta enjundia que no cuente con su presencia. Marco Annunziata (Cesena, Italia, 1965) es uno de ellos, con un largo currículo que lo avala. Esta semana ha participado en Bruselas en una mesa de trabajo del FMI y del think tank Bruegel sobre la política fiscal en la zona euro como firme defensor de los planes de ajuste. Pero al mismo tiempo insiste en la necesidad de que los Gobiernos apuesten por la educación si quieren competir.

Pregunta. Dos años después de la caída de Lehman, ¿qué nos queda por ver en esta crisis?

Respuesta. La volatilidad de los mercados refleja la preocupación de los inversores por la evolución de la economía global y si EE UU vuelve a caer en recesión. Pero también hay dudas residuales sobre el sistema financiero europeo y su deuda soberana. Para resolverlo de una vez por todas, por un lado hay que aportar capital suficiente al sistema bancario, de forma que los mercados estén seguros de que el sistema europeo es lo suficientemente sólido. Y, por otro, hay que resolver el problema de la consolidación fiscal en la zona euro. Los mercados han señalado claramente el camino a seguir para los países con altos niveles de deuda y de déficit. Aunque los spreads no volverán a los niveles previos a la crisis.

"España ha dado un ejemplo importante al aplicar medidas de ajuste"
"Europa debería gastar más en educación y menos en infraestructuras"

P. ¿Cómo condiciona el ajuste el elevado nivel de desempleo que sufrimos?

R. Una crisis es casi siempre una cuestión filosófica, en la que se debe decidir quién es más eficiente a la hora de generar crecimiento económico: el sector privado o el público. No hay duda que un paro elevado hace que el ajuste sea más difícil y doloroso. Y hay dos respuestas: una es que los Gobiernos deben generar más empleo, y por tanto deben gastar más. O se puede adoptar una decisión valiente de recortar gastos, no solo porque así se reduce el déficit, sino porque así también se liberan más recursos para la inversión del sector privado, y al mismo tiempo los mercados se hacen más flexibles, empezando por el laboral. Algunos países europeos han adoptado medidas de ajuste y creo que ese es el camino a seguir. Pero no es una tarea fácil, como se puede ver en el caso de EE UU, que ahora se plantea nuevos estímulos fiscales. Tampoco hay que olvidar que los estímulos de la política monetaria han sido enormes, tanto en EE UU como en Europa, y eso permite ir retirando los estímulos fiscales.

P. Pese a los ajustes, hay diferenciales de deuda en máximos históricos, como Irlanda...

R. Hay un factor que parece estar detrás de la volatilidad actual, que es el temor a una recaída en la recesión, a mi juicio exagerado. Eso provoca una fuga hacia activos considerados seguros, de ahí el aumento de los diferenciales de deuda y de la apreciación del yen y del franco suizo. No veo una recaída, sino un escenario de crecimiento no muy alto pero sí sostenible. Las dudas surgen en torno a cuánto dinero más es necesario para recapitalizar el sistema financiero y cómo de real es el riesgo de suspensión de pagos o de algún tipo de reestructuración de la deuda en algunos países de la periferia. Pero la situación no es ni remotamente tan seria como en mayo o junio. Ahora hay un mecanismo de rescate creado y, lo más importante, un buen número de países, como España -que ha dado un ejemplo importante-, han empezado a aplicar medidas para corregir el déficit fiscal y reformas estructurales para acelerar el crecimiento.

P. ¿Se descarta entonces el riesgo de default?

R. Si el ajuste fiscal de la zona euro continúa como está previsto, no hará ninguna falta rescatar o reestructurar la deuda de nadie. Pero si eso no sucede, entonces sí pasará una de las dos cosas. Y el nerviosismo de los mercados demuestra que no están seguros de qué va a pasar.

P. Los test a la banca parecían que iban a cambiar la situación.

R. Pero esas pruebas no han sido lo suficientemente convincentes. Lo que nos dijeron es que el sistema en su conjunto apenas necesitaba recapitalización, y unas semanas después varios países, empezando por Irlanda, nos dijeron que había riesgo de que el Gobierno tuviera que poner más dinero en el sistema. El sistema en su conjunto está en una posición más sólida y mejor. Pero los mercados también saben que hay agujeros en el sistema que necesitan algún tipo de recapitalización y, cuando eso pase, se eliminarán muchos riesgos.

P. ¿Cómo va a condicionar el enorme nivel de deuda de los Estados la salida de la crisis?

R. Sin duda, condicionará la política monetaria y reducirá el proceso de desendeudamiento de las economías. Hoy hay mucha liquidez en el sistema y aunque hay cierta aversión al riesgo, con menor demanda de bonos de países como Portugal o Irlanda, también hay un aumento de la demanda de bonos corporativos de alta rentabilidad. Mientras la liquidez se mantenga no veo que el volumen de la deuda sea un problema. Pero a menos que empecemos el proceso de desapalancamiento y reduzcamos deuda a mayor ritmo, los bancos centrales no podrán empezar a retirar liquidez a velocidad suficiente. En este momento eso parece inocuo porque no hay presiones inflacionistas en el horizonte. Pero la experiencia nos demuestra que eso puede crear distorsiones que nos deberían preocupar.

P. Usted insiste en la necesidad de aumentar el crecimiento potencial, ¿cómo?

R. Lo primero que hay que hacer es flexibilizar los mercados tanto como sea posible. El mayor problema de la UE es de competitividad, y la mejor forma de empezar a ser más competitivos es con la reforma de los mercados de trabajo, que los salarios se puedan ajustar con rapidez y se reacomode la fuerza laboral. La segunda reforma debe ser aumentar el gasto público en educación, en lugar de hacerlo tanto en infraestructuras. Nos hemos concentrado mucho en la competencia de países con menores costes laborales, pero esa es una historia de ayer, sabemos que no podemos competir ahí. Países como India o China cada vez compiten más con trabajos de alta cualificación, y ellos invierten más en educación, mientras que en Europa la Universidad está decayendo, hay países con problemas severos para cubrir la demanda de ingenieros. Si no queremos caer más en los rankings globales de nivel de vida, debemos acumular un mejor capital humano para competir con mano de obra mejor formada. -

Annunziata, durante una intervención en Londres.
Annunziata, durante una intervención en Londres.BLOOMBERG

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.
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