_
_
_
_
Análisis:Economía global | Coyuntura nacional
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Moderación salarial versus destrucción de empleo

Entre los diversos indicadores coyunturales publicados en la semana destaca la Encuesta Trimestral de Coste Laboral (ETCL) del INE. En el segundo trimestre del año el coste laboral por trabajador y mes aumentó un 1,2% respecto al mismo periodo del año anterior, con lo que la media del primer semestre se sitúa en un 1,1%. El aumento del coste por hora es inferior, un 0,8%, frente al 2,1% del primer trimestre, si bien estas tasas están distorsionadas por el efecto Semana Santa, que afectó de diferente manera a las horas trabajadas en este año y el anterior. Haciendo la media de los dos primeros trimestres se obtiene un 1,5%. El 75% del coste laboral corresponde a los salarios propiamente dichos, que aumentaron un 1,8% en el primer semestre.

El poder adquisitivo de los salarios subió en 2008 y 2009, al contrario que en la etapa de expansión
Hace falta una reforma de la negociación colectiva que ligue los salarios a la productividad y no al IPC

Como se ve en los gráficos superiores, estos aumentos se sitúan en la línea de moderación que mantienen desde que en 2008 se alcanzaran tasas cercanas al 5%, algo que ya comentamos en esta página como un sinsentido en plena recesión. Aquellos aumentos derivaban del rígido sistema de formación de los salarios y otras rentas en España, muy indiciados a la inflación. Como esta se disparó por aquel entonces como consecuencia de las subidas del petróleo y otras materias primas, los salarios la siguieron sin tener en cuenta, primero, que aquella era una inflación importada, que no cabe repercutirla en la actualización de las rentas salariales y no salariales, pues es una pérdida de poder adquisitivo para todos los agentes económicos frente al exterior, y en segundo lugar, que las empresas lo estaban pasando muy mal, cerrando unas y reduciendo fuertemente plantillas otras, lo que hubiera requerido una rápida sensibilidad de los salarios, al margen de las obligaciones contractuales recogidas en los convenios colectivos firmados años atrás. Esta rigidez salarial ha agravado, sin duda, la pérdida de empleo, aunque eso sí, los que lo han mantenido han visto mejorar su poder adquisitivo. En 2008 y sobre todo en 2009, las ganancias de poder adquisitivo fueron notables, lo contrario de lo sucedido en los años de expansión, lo cual no tiene sentido y es un argumento más para reformar el actual sistema de negociación colectiva, algo que, al parecer, encuentra enormes resistencias tanto entre los sindicatos como entre los representantes de las empresas por motivos fundamentalmente corporativos.

Pero los salarios, además de su dimensión como rentas principales de los asalariados, tienen otra, la de costes de producción. En este caso, los aumentos salariales nominales deben ser completados con la evolución de la productividad por trabajador o por hora trabajada, obteniéndose los costes laborales por unidad producida (CLU). Cuando estos costes aumentan por encima del deflactor del PIB a precios básicos (excluidos impuestos), el excedente empresarial disminuye, y al contrario. También aquí los salarios van a contrapié: perdieron terreno en la fase expansiva de la economía y lo ganaron, haciendo caer el excedente, en los primeros años de la recesión. Posteriormente, el fuerte ajuste del empleo y el consiguiente aumento de la productividad han hecho caer los CLU por debajo del deflactor del PIB [gráfico inferior izquierdo]. Es decir, cuando llega la recesión el ajuste de los costes se produce destruyendo empleo, sin que los salarios nominales se vean afectados. Así hemos conseguido el triste récord del 20% de tasa de paro.

Los CLU son además el indicador más relevante para analizar la evolución de la competitividad-costes de una economía. Como se ve en el gráfico inferior derecho, desde el inicio de la UEM hasta 2008 estos costes aumentaron un 16% más en España que en la zona euro en su conjunto. Este es otro de los desequilibrios generados en la etapa de expansión que debe corregirse para recuperar competitividad y acabar de equilibrar nuestra balanza de pagos. En 2009 el fuerte recorte del empleo en España propició una corrección notable a través de un aumento de la productividad mayor que en dicha zona, pero parece que en el primer semestre de este año esta tendencia se frena. No hay que interrumpir el proceso si queremos competir y generar empleo. Para ello hace falta una reforma de la negociación colectiva que ligue salarios a productividad y no al IPC. -

Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_