Uyuni, la gasolinera del futuro
Mire su móvil. Mire el juguete del niño. Ahora mire la foto. ¿Adivina qué tienen en común? El litio. Desde 2003, el precio de este metal, presente en las pilas y baterías de larga duración, empleado también como antidepresivo, se ha multiplicado por ocho. ¿La causa? El coche eléctrico.
La mitad de las reservas mundiales de litio se encuentran en el salar de Uyuni, el fondo de un antiguo mar desecado en la región andina de Potosí, al suroeste de Bolivia, entre millones de toneladas de halita (sal común) y minerales de boro, potasio y magnesio. Una superficie lisa y blanca que se extiende a lo largo de casi 12.000 kilómetros cuadrados, a 3.650 metros de altitud. El astronauta Neil Armstrong aseguró que se veía desde la Luna. Y dicen que las brújulas allí se vuelven locas. Por el litio. Empresas de Japón, Francia, Corea y China negocian con el Gobierno de Evo Morales su explotación. Mientras, en el pueblo de Colchani, vía de acceso al salar, se sigue extrayendo de manera artesanal la sal de la Tierra.
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