El negocio de la música sigue siendo macho

Lady GaGa, Beyoncé, MIA, Katy Perry, Kylie Minogue, Madonna, Amy Winehouse, Duffy, Christina Aguilera, Pink... Si se echara un vistazo rápido de la escena pop actual se podría concluir que las solistas son quienes dominan el panorama. Desaparecido Robbie Williams, parece que el poder masculino ha quedado en manos de un preadolescente llamado Justin Bieber. La industria parece rendida al poder de las féminas.

Pero lo cierto es que en la industria musical el peso de la mujer sigue siendo ínfimo. Se calcula que un 66% de quienes trabajan en el negocio del disco son hombres. En el Reino Unido, el estamento que reúne a los managers cuenta con sólo un 15% de afiliadas. "Cuando entro en una habitación, la gente piensa que soy la novia o la asistente de Geoff", recuerda Jeannette Lee, cofundadora y directora del sello independiente Rough Trade junto a Geoff Travis. "Él concede entrevistas, yo prefiero hacer el trabajo oscuro". Lo mismo se podría decir de Estelle Axton, cofundadora del mítico sello Stax, o de Trina Shoemaker, la única mujer que ha ganado un Grammy como ingeniera de sonido, quien, harta del trabajo, se retiró del negocio en 2008.

Stuart Price, Diplo, Pharrell Williams, Richard X, Bernard Butler... Detrás de muchas grandes estrellas femeninas aparece casi siempre el nombre de un hombre. Muchas veces se trata, además, de alguien cuya carrera en solitario no fue jamás ni la mitad de exitosa que la de las chicas con las que trabaja. "El tema es que muchas de estas mujeres sí participan en el proceso de producción, pero por alguna razón sus nombres rara vez aparecen en los créditos. Con los solistas masculinos pasa todo lo contrario. Dan media idea, y se les reconoce", comenta Nerina Pallot, cantante británica convertida hoy en productora. Aunque la historia reciente del pop haya producido mujeres como Missy Elliot o Linda Perry, con un peso más que considerable dentro del establishment, lo cierto es que todavía son pocas las féminas que deciden producir a otros artistas. Según escribía en The Guardian la periodista británica Kitty Empire, tal vez no lo hagan porque "producir significa soportar egos insufribles y actuar como niñeras". Demasiado familiar como para resultar interesante o incluso soportable.

Miranda Sawyer, periodista musical y activista feminista, cree que, aunque casos recientes como los de Missy Elliot o Linda Perry -mujeres con poder y reconocimiento dentro de la industria- podrían haber cambiado la percepción que tienen los sellos sobre la capacidad de liderazgo de las mujeres en este terreno, la verdad es que, a la hora de fichar a una mujer, siguen moviéndose por los motivos de siempre: "Piensan que una chica joven será más fácil de manejar. Contratan solistas porque, cuando haya que discutir, no podrán apoyarse en nadie. Además, al ir solas, salen más baratas".