La contable de Enniscorthy
BROOKLYN ES UNA NOVELA de viajeros audaces con miedo a abandonar el cálido mundo de la rutina familiar y las certezas acumuladas por la costumbre. En todos los trayectos el lector acompaña a Eilis Lacey, la joven protagonista convertida por Tóibín en un espejo de realidades contrapuestas, y con ella salta desde la pequeña población de Enniscorthy, en el sureste de Irlanda, hasta Nueva York. Uno de los encantos de la novela es que ese lector compañero de viaje, si no lo sabe de antemano por la información de la solapa del libro, ignora cuándo suceden los hechos relatados. ¿El siglo XIX, la segunda o tercera década del XX? Sólo al llegar a la página 154 una mención al Holocausto nos pone sobre aviso de lo que podremos confirmar en la segundamitad por ciertas alusiones musicales y cinematográficas: Brooklyn se desarrolla en los primeros años 1950, aunque la parsimonia de las relaciones, el predominio de la comunicación postal, la duración infinita de los viajesmarítimos y elmarco de una religiosidad tradicional nos indican en todo momento la persistencia de unos valores y usos decimonónicos. De esemodo sutil, casi imperceptible, Tóibín ya crea un primer círculo de interés narrativo, de intriga, que no decae en ninguna de las cuatro partes de esta hermosa, serena y a menudo emocionante novela.
Brooklyn
Colm Tóibín
Traducción de Ana Andrés Lleó
Lumen. Barcelona, 2010
315 páginas. 18,90 euros
Aunque el libro anterior a Brooklyn sea la estupenda colección de cuentos Mothers and Sons, es inevitable señalar una cierta impronta jamesiana en un autor que no sólo hizo deHenry James el protagonista de El maestro y prologó un volumen de relatos neoyorquinos del novelista norteamericano sino que, sobre todo, le ha leído sabia y provechosamente, sacando de él —como todo escritor con o sin la ansiedad de las influencias saca de sus grandes predecesores— utillaje, concepto, prioridades, no perdiendo por ello el timbre de una voz propia. En Brooklyn está el gusto por la comedia de costumbres sociales, así como esa recurrencia de los desterrados voluntarios en doble dirección entre Europa y América que James hizo suya, reinterpretadas por Tóibín en una historia de formación y descubrimientos encarnados en la figura femenina de Eilis Lacey. Eilis es el centro y conducto de la novela, pero el autor también traza una rica galería de secundarios agrupados —y es otra original manera de organizar la línea episódica— en unidades familiares (la de los Lacey y la italo-americana de Tony, el novio de la chica), espacios habitacionales (la pensión para señoritas irlandesas que mantiene en Brooklyn la viuda Kehoe) o profesionales, como ese deliciosomicrocosmos de los Almacenes Bartocci's donde trabaja la protagonista. Sobresale el elusivo personaje de la hermana de Eilis, Rose, que deja en todo el libro una potente estela con sus palabras, sus ropas y su ausente presencia.
Y con los personajes, los ritos de paso. Tóibín, no sabemos si conmucha documentación o con mucha imaginación, va plasmando de unmodo tan atractivo como convincente las travesías en barco, las misas de gallo y las bodas laboriosas, el flirteo en el pub o en la playa de unos adolescentes circunspectos, todo ello a través de la seductora emigrante que al fin consigue ser contable, aunque no por ello quizá más feliz. Es francamente bueno el trabajo de la traductora, si bien uno se pregunta qué quiere decir cuando traduce (en un contexto funeral) "fresh flowers" por "flores ufanas", y cómo la expresión femenina "being wallflowers" (no tener pareja en un baile) se transforma en un "quedarse comiendo pavo" para mí totalmente esotérico.
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