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Entrevista:ALMUERZO CON... PABLO YUSTE

"Te juegas la vida y nadie te lo paga"

Ángeles Espinosa

Conocí a Pablo Yuste en la polvorienta Diwaniya (Irak) en 2003. Luego me lo encontré en Qala-i-Naw (Afganistán) en 2006. Ahora volvemos a cruzarnos en Islamabad (Pakistán). Va camino de Sukkur, donde, como jefe de la Oficina Humanitaria de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), coordina la instalación de tres quirófanos de campaña, una de las patas de la ayuda española a las víctimas de las inundaciones. Le propongo que comamos juntos para que me hable sobre el proyecto y sobre la pasta de la que está hecho un hombre que vive de crisis en crisis.

"Me gusta el trabajo humanitario", reconoce. Su avión ha llegado a las tres de la madrugada y no ha dormido ultimando los detalles para la salida del grupo (siete médicos y tres enfermeras) al día siguiente. "Por eso hablo tan despacio", se disculpa mientras nos sentamos en una pequeña pizzería de la capital paquistaní. Yuste (Palencia, 1972) había propuesto un restaurante afgano, pero estamos en Ramadán y las opciones a mediodía son muy limitadas.

El jefe de la Oficina Humanitaria ha hecho callo en Irak, Afganistán y Pakistán

¿Después de tres años en Afganistán le quedan ganas de comida afgana? Se ríe y al final de la charla llego a la conclusión de que el sentido del humor le ayuda para este trabajo tanto o más que su formación de abogado. "No suelo comer a mediodía. Aprovecho para responder el correo electrónico", confía. Así que las pizzas que elegimos (no hay nada más en el menú) son un mero pretexto para la conversación.

Tras coordinar la oficina de la entonces AECI (la D de desarrollo se añadió más tarde) en Irak, Yuste aterrizó en El Cairo en 2005 para ocuparse de la ayuda española a Sudán y a Chad. Fue un año movido. Tuvo que desplazarse a Indonesia para el tsunami y a Cachemira para el terremoto. "Luego me enviaron a Afganistán un mes para hacer una evaluación y me quedé tres años", relata para llegar hasta hoy. Pero incluso como jefe de la Oficina Humanitaria, insiste en viajar al terreno.

En ese tiempo, las cosas han cambiado a peor. "El acceso se ha hecho más difícil. Los humanitarios nos hemos convertido en objetivo directo y prioritario", explica. El punto de inflexión lo sitúa en el atentado contra la ONU en Bagdad el 19 de agosto de 2003, el mismo día en que él llegó a Irak y que luego se ha fijado como día internacional del trabajador humanitario. Además, señala, "han aumentado las necesidades porque cada vez hay más desastres y más población, lo que obliga a más gente a vivir en sitios inseguros".

Dos días antes, los talibanes han amenazado a los extranjeros que traen ayuda a Pakistán. "Nosotros seguimos los mismos protocolos de seguridad estemos donde estemos. Contra el terrorismo, es imposible protegerse. Solo es posible buscar la aprobación de la población con nuestro trabajo", dice.

Admite que es un trabajo muy comprometido. "Te juegas la vida, nadie te lo paga y tiene un alto coste personal", resume. Pero rechaza la aureola de héroes que a veces se les coloca. "Los humanitarios trabajamos todo el año, no solo cuando se produce una catástrofe", recuerda, y subraya que lo que aparece en los medios no retrata ni la magnitud de los problemas ni la de su trabajo. "Desde diciembre estamos tratando de paliar la hambruna en el Sahel con un programa de 22 millones de euros y como la prensa no se ha hecho eco de ello, nadie se entera".

Yuste: "Trabajamos todo el año, no solo en catástrofes".
Yuste: "Trabajamos todo el año, no solo en catástrofes".DIEGO IBARRA

Café Mélange. Islamabad (Pakistán)

- Pizza de pollo: 450 rupias.

- Pizza vegetal: 400.

- Agua y soda con lima: 180.

Total con impuestos: 1.194,80 rupias (12 euros).

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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