Berggruen se hace con los grandes almacenes alemanes Karstadt
El empresario inyectará 70 millones para reactivar la cadena en crisis
Para ilustrar su forma de hacer negocios, Nicolas Berggruen pasaba ayer la mano por una flor de su hotel berlinés: "Yo he vendido flores, agua o muebles y no hay nada genial, soy un inversor estratégico y no me implico en el desarrollo operativo". Por la mañana, Berggruen anunció que tiene luz verde para hacerse con la cadena alemana de grandes almacenes Karstadt, tras un largo proceso en los juzgados que empezó en junio del año pasado. Junto a él, la ministra federal de Trabajo, Ursula von der Leyen, se congratulaba por la "oportunidad real" de conservar los 25.000 puestos de trabajo en una empresa que lleva más de un año bordeando el abismo.
Fue la culminación de meses de negociaciones y regateos entre Berggruen y la sociedad Highstreet, propietaria de los edificios de Karstadt. Tras llevarse Berggruen el gato al agua en el largo pulso con sus caseros, un tribunal administrativo de Essen autorizó ayer la operación, después de que la oferta fuera aceptada por dos grupos de acreedores. El multimillonario tiene previsto inyectar 70 millones de euros para reactivar la cadena, a la que quiere "rejuvenecer" y dotar de mayor atractivo.
El propietario de los inmuebles ha aceptado cobrar alquileres más bajos
Los asalariados de Karstadt aportarán a su salvación en torno a 150 millones de euros en tres años, renunciando a algunas pagas, por ejemplo. Berggruen les agradeció su esfuerzo y expresó su satisfacción por el cierre del acuerdo. Ya lo había firmado en julio, bajo la condición de pagar alquileres más bajos por los locales. El grupo Highstreet, acuciado por sus propios acreedores, ha tardado varios meses en aceptar las nuevas condiciones económicas de la operación. La compañía de moda estadounidense BCBG Max Azria Group podría tomar una participación a través de su dueño, Max Azria, y entrar así como socio para llevar actividades como la mercadotecnia.
Karstadt abrió su primera tienda en 1881, y uno de sus grandes almacenes en Berlín, KaDeWe, el buque insignia del grupo y situado en el centro de la capital alemana, fue un icono del capitalismo durante la Guerra Fría. Durante las negociaciones para adquirir la compañía, Berggruen se ha hecho en Alemania casi tan famoso como estos legendarios almacenes recién comprados. Sentado tranquilamente en su hotel al caer la tarde, el multimillonario aseguraba no obstante "no entender nada de los negocios" que adquiere. Ponía como ejemplo su nula afición a las compras y en general a los grandes almacenes. Para explicar sus recientes inversiones en Karstadt o en el grupo PRISA (empresa editora de EL PAÍS), Berggruen destaca en primer lugar "la fortaleza de sus marcas". Karstadt es "un negocio más arriesgado que PRISA", pero a su juicio también es "un reto: no se puede cambiar en un día un negocio de 125 años".
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