Muchas cuentas pendientes
Grecia, con un gran juego exterior, tiene ganas de venganza ante España, que le ganó en la final del Mundial de 2006 y en las semifinales de los dos últimos Europeos
Grecia le tiene ganas a España. Cada vez que se han cruzado sus caminos en competición oficial en los últimos grandes torneos, España ha dejado a la selección helena a las puertas de la gloria. Primero fue en la final del Mundial de Japón de 2006, y luego en las semifinales de los dos últimos Europeos, en España 2007 y en Polonia 2009. El equipo español siempre fue la bestia negra para la armada griega. Y esta reclama ahora venganza, abrigada por los miles de aficionados que han cruzado hasta la vecina Turquía.
Para cobrarse la deuda, Grecia dispara desde lejos. Su juego exterior es su mejor baza. Spanoulis dirige y anota, es un dos en uno, base y tirador, un director de juego que se las sabe todas y que hace fortuna en la Liga griega tras un añito de aventura en los Houston Rockets. Una piedra de toque seria para el novel Ricky. El equipo ha recuperado para la cita al cañonero Diamantidis, baja por lesión en el pasado Europeo; y Zisis y Perperoglou completan la franja de anotadores a distancia. En el perímetro la guerra parece igualada frente a la muñeca de Navarro y Rudy. Dentro de la zona, el centro de gravedad griego es para Schortsanitis, el impresionante pívot al que los rusos dedicaron ayer defensas de hasta tres hombres. Sin evitar así que se marchara hasta los 16 puntos y nueve rebotes en 21 minutos. Schortsanitis es una fuerza de la naturaleza preparada para el choque contra Marc Gasol. Nadie diría que esta mole de 2,08 metros y 140 kilos, que este verano, a los 25 años, ha cambiado el Olympiacos por el Maccabi de Tel Aviv, pudiera moverse con la soltura que lo hace a veces.
Spanoulis dirige y anota, es un dos en uno, base y tirador. Se las sabe todas
Nueve de los 12 internacionales juegan entre el Olympiacos y el Panathinaikos
Con esas armas intentará Grecia mañana cambiar la historia reciente contra España. Ambas selecciones se han encontrado 20 veces en partidos oficiales, con 14 victorias españolas, las seis últimas seguidas -no cae el conjunto español desde el Europeo de 2003-. La herida está abierta desde la final de Japón hace cuatro años, en la conquista del oro mundial que ahora España defiende cuesta arriba. Grecia creyó entonces que había escalado el Himalaya cuando en semifinales se deshizo de una selección de Estados Unidos con Lebron James, Wade, Carmelo Anthony, Bosh y Howard endosándoles 101 puntos. Pero España fue una apisonadora en la final (70-47) pese a no contar con Pau Gasol, entonces lesionado, también ausente ahora. Aquella derrota está grabada en el orgullo griego. La plata supo a poco. También el cuarto puesto europeo en 2007, y el bronce del año pasado, otras dos ocasiones en las que doblaron la rodilla ante España, siempre lanzada por Pau.
Han pasado cuatro años y los equipos han mudado de piel. Algunos jugadores referentes no están en Estambul (Pau Gasol, Calderón, Papaloukas, Papadopoulos) y en los dos conjuntos ha cambiado la mitad de la plantilla. Seis jugadores repetirán duelo en la selección española: Navarro, Rudy, Mumbrú, Garbajosa, Reyes y Marc. Otros seis en la griega: Spanoulis, Diamantidis, Zisis, Fotsis, Tsartsaris y Schortsanitis. "Son un gran equipo, y han recuperado a su estrella, Diamantidis", recordó ayer Scariolo.
El equipo griego se conoce de memoria porque, de entre los 12 internacionales, nueve juegan en Atenas entre el Olympiacos y el Panathinaikos. Al mando del entrenador lituano Jonas Kazlauskas, el equipo ha jugado con velocidad, pero ha firmado una primera fase tan irregular como la española. Arrancó sin los sancionados Fotsis y Schortsanitis, castigados por la pelea callejera contra Serbia en un amistoso, y ha caído dos veces, contra la anfitriona Turquía y contra Rusia, un partido el de ayer que recordó al encuentro frente a Francia en el pasado Europeo, cuando la selección griega pareció contentarse con una derrota que le evitaba un cruce de cuartos contra España. Pese a todos los cálculos, la victoria neozelandesa ante Francia reunió ayer a griegos y españoles de nuevo.
Equipo habitual en las medallas y en los puestos de honor, cuarta del ranking de la FIBA, Grecia espera a España con el cuchillo entre los dientes.
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