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La corrupción, asunto secundario

Carlos E. Cué

Es un asunto muy incómodo, monopoliza las ruedas de prensa y se lleva buena parte de las conversaciones entre dirigentes. Pero no tiene efectos electorales. Ese es el análisis que se hace en la cúpula del PP sobre los distintos casos de corrupción que tienen encima de la mesa. "Si había algún coste, ya está más que amortizado", es una frase repetida. Por eso, estas cuestiones se han convertido en un asunto secundario para Rajoy, concentrado en su objetivo de deteriorar la imagen de Zapatero.

El líder apura al máximo cualquier decisión sobre estos asuntos. Los escándalos del caso Gürtel, que tienen a Francisco Camps imputado por cohecho; del caso Brugal, por en el que está implicado el presidente de la Diputación de Alicante, Joaquín Ripoll, y el caso de Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón, están en ebullición y se prevén decisiones judiciales negativas para el PP en las próximas semanas. Rajoy tiene estas previsiones negativas que le traslada Federico Trillo. Sin embargo, no tiene prisa. Esperará hasta el último minuto, defendiendo siempre la presunción de inocencia, a que alguno de ellos no aguante la presión mediática y familiar -como le sucedió a Luis Bárcenas, el ex tesorero del PP-. Mientras tanto, evitará el asunto, que considera secundario en su estrategia para llegar a La Moncloa.

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