El Celta llama al gol
Paco Herrera se estrella en su debú ante la falta de puntería que sufre el equipo
Deprimido después de tres temporadas frustrantes más cerca de Segunda B que de Primera, angustiado por las dificultades económicas de un club que quiso vivir por encima de sus posibilidades, pero al fin aliviado por un procedimiento concursal que le retiró la soga del cuello, el Celta emerge entre la ambición y las dudas. "El objetivo es subir de categoría", apunta el presidente Carlos Mouriño, satisfecho por estar al día en los pagos, doliente porque quiere estar entre los grandes.
Pero el equipo aún busca el camino. Para encontrarlo cuenta con Paco Herrera, barcelonés de cuna, extremeño de sentimiento, futbolista antes que técnico, siempre esforzado, un hombre orquesta que va de los banquillos a las secretarías técnicas, que estuvo con el Liverpool en la final de la Champions de Estambul y que llega de preparar al Villarreal B, el octavo equipo que dirigió en Segunda. Al final de la campaña pasada, Valladolid y Celta fueron a por él. Acabó en Vigo. "Quería venir al Celta. Lo veía mal clasificado con jugadores interesantes y los entrenadores somos muy presuntuosos: pensamos que siempre somos capaces de conseguir algo más. Casi nunca es así", puntualiza.
El nuevo técnico ha pasado por ocho equipos de Segunda y contagia ilusión
El club consiguió ponerse al día en los pagos y ahora busca ascender
Herrera no aparenta lo que dice que es, atento en la conversación, nada encopetado, escucha y dialoga sin centrarse sólo en su discurso, incluso reconoce que no hace mucho tenía dudas sobre su capacidad. Se retiró como futbolista en Badajoz y allí se inició en la pizarra. Luego pasó por Numancia, Mérida, Albacete, Ejido y Recreativo hasta que le llamó Rafa Benítez. Liverpool reactivó a Herrera. Allí demostró su don ecléctico porque fue asistente del técnico, preparador del filial y jefe de ojeadores, pero se demostró que tenía capacidad para trabajar al más alto nivel. "Ves que nada es diferente ni mejor de lo que puedes hacer. Liverpool me dio seguridad".
Ahora Herrera repasa su trayectoria, en la que dejó Liverpool para reencontrarse con la familia en Barcelona al frente de la secretaría técnica del Espanyol, y asegura que, tras enfrentarse a retos extremos, casi siempre ha salido victorioso. Cree que hacerse cargo ahora del Celta tiene mucho de desafío. "Al llegar", recuerda, "percibí una cierta aceptación de que las cosas tenían que ir mal y es lógico porque la entidad y los aficionados vienen de momentos maravillosos no tan lejanos, pero también mucha ilusión por cambiar las cosas". No fue un verano prolífico en fichajes, pero al menos Mouriño y su gente creen que han cumplido. "Trajimos lo que nos pidieron y fue la primera vez que cumplimos", explican desde la planta noble del club. Pero un entrenador siempre tiene algo que decir ante ese tipo de sentencias. "Ofrecieron lo que podían traer, no lo que no se podía. Luego uno acepta o no acepta", dice Herrera, que tiene claro lo que debían de aportar los refuerzos: "Hemos buscado jugadores que nos den goles".
Con todo, comprar puntería en Segunda División no es sencillo. En el inicio liguero ante el Barcelona B, el Celta erró una decena de claras ocasiones para marcar y dio continuidad a una tara ya anunciada en el Ciudad de Vigo contra el Zaragoza. Ante el filial encontró la red en una de las más barrocas, resuelta por David Rodríguez, que regresa de Almería para ser referencia de un equipo que falló en las dos áreas y salió derrotado de un partido de ida y vuelta, con premio a la inmensa calidad del rival, el equipo que aglutina más talento en la categoría. "El nivel ha bajado", reflexiona el preparador. "Muchos equipos de Primera están cogiendo jugadores de Segunda".
También es momento de mirar hacia adentro y ahí Herrera sabe que cuenta con un estimable grupo de canteranos, una generación que tuvo una primera eclosión en la pasada Copa del Rey, un grupo de chicos heterogéneo y con individualidades plenas de clase, pero todavía en busca de la fiereza y la competitividad precisa para mantener una regularidad en la categoría. "Tiene mucho mérito lo que hizo Eusebio al darles la oportunidad y trabajar con ellos, pero son jóvenes que quizás llegaron al primer equipo de una manera inesperada y no muy controlada".
Aun con problemas, con una afición que no acaba de retomar el camino de Balaídos, el Celta se afana en contagiar esperanza. Se ilusiona con la nueva promoción que abre opciones de ascenso hasta el sexto clasificado y con el mecano que empieza a armar Herrera, en cuya medular entra con fuerza el canterano Álex López y está en duda el papel que jugará Trashorras, mediocentro y faro del equipo en la pretemporada, mediapunta sustituido ante el Barcelona B. Un equipo con soluciones por las bandas -"con Dani Abalo, Toni, De Lucas y Joan Tomás podemos jugar por fuera y por dentro", apunta el técnico- en el que Aspas tiene que ganarse un sitio y que hace una llamada desesperada al gol: el ejercicio pasado consiguió 38, sólo Huelva y Castellón marcaron menos.
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