Un artista desaparecido en el Atlántico
La importancia del acto de viajar late en el proceso mental de pensar el desplazamiento, acumular experiencias, disponer diversos tiempos, físicos, metafóricos, imaginarios, para componerlos como territorio reflexivo. El proyecto En busca de lo milagroso ilustra esa idea de viaje, de itinerario, desde la voluntad mental y corporal de atrapar sus límites, sus espacios, la propia vivencia, el tránsito, también la caída. Los protagonistas de esa historia que se presenta en el CGAC describen un viaje extraordinario: el barco Ocean Wave, la ruta trazada entre Massachusetts e Inglaterra, y un único viajero, el artista de origen holandés Bas Jan Ader. El pesquero gallego Eduardo Pondal completa este relato al rescatar de la deriva, semihundido, el Ocean Wave ya sin su tripulante, meses después de iniciar su travesía. Bas Jan Ader desapareció en algún punto del Atlántico, pero Galicia es, sin embargo, el inesperado puerto que completa su proyecto, punto azaroso de llegada de una narración que, como veremos, se comprende al dejarnos llevar, en una deriva controlada, por sus relatos y obras, en un fuerte sentimiento de proyecto artístico e, inevitablemente, de vida.
Bas Jan Ader, artista conceptual de trayectoria marcada por la búsqueda, organiza tiempos y lugares, registra obsesiones, en acciones de mínima composición encaminadas a repensar contextos, identidades, la propia historia. Sus obras narran instantes frágiles, efímeros, donde el cuerpo se propone como agente intermedio en performances, vídeos o fotografías que releen el pasado inmediato, la tradición cultural europea, la naturaleza y su historia familiar; monólogos incontrolados, azarosos, enfrentados con el territorio. Perteneciente a la primera generación de artistas conceptuales en EE UU, sus trabajos fusionan ciudad, cultura de masas y experiencia individual, crítica, también poética, con conceptos que investiga tenazmente: el viaje, el descubrimiento, la desaparición, el fracaso o la caída. Ese conjunto de referencias se advierte desde el primer documento de nuestra visita al CGAC: una noticia de Los Ángeles Times donde se narra su llegada a esa ciudad, tras una larga travesía desde Marruecos en un barco llamado Felicidad. Circunstancia metafórica que define esa amplia dimensión biográfica-artística del viaje, quizás romántico, que se desvela en las obras expuestas para percibirse enteramente en la última de sus acciones: En busca de lo milagroso, lo extraordinario como pretexto simbólico.
In search of the miraculous: treinta años después es el título de esta exposición, comisariada por Pedro de Llano, en la primera retrospectiva de Bas Jan Ader en España, diseñada a modo de viaje creativo y biográfico, fiel a su poética, en constante exploración, fusionando encuentros y derivas. Cada una de sus obras quedan invadidas por una extensión temporal que lo unifica todo, desde el principio al final de nuestra visita. Términos -comienzo y final- que resultan significativamente emotivos en su trabajo, porque Bas Jan Ader actúa en medio del viaje, como pensamiento y acción, proceso. De esta forma, el comisario nos propone participar en ese recorrido mediante un montaje de sensación transitoria, organizado en dos tiempos expositivos complementarios: uno con obras interconectadas entre 1967 y 1974; otro que actúa de lugar único pero infinito, focalizado en 1975 con el proyecto In search of the miraculous. El visitante, como otro pasajero, sigue al autor en su itinerario conceptual de paisajes, versiones, historias, mientras detecta su glosario poético de inquietudes, un conjunto de argumentos que acompañan nuestro viaje desde registros de memoria: periódicos, libros, fotografías, diapositivas, vídeos, frases y vitrinas con documentación dialogada, donde aseveramos esa exploración de lo extraordinario, como I'm too sad to tell you (1971) o The boy who fell over Niagara Falls (1972).
La búsqueda, el desafío de los límites corporales, concluye en el relato-proyecto In search of the miraculous (1975). La sala se organiza como un espacio de presentación, de rescate e instalación de encuentros, de aquellos elementos que describen su particular búsqueda. Así, se reconstruye la exposición realizada en la galería Claire Copley (Los Ángeles) en ese mismo año, primera parte del citado proyecto, pero también se reconstruye la memoria, al exhibir diversa documentación de la segunda y definitiva fase de la obra: cruzar el Atlántico a bordo del pequeño velero Ocean Wave. Revistas, escritos, fotografías, libros, cartas marinas y objetos, resultado de una intensa investigación, componen el repertorio simbólico de esta narración interpretada por el comisario con la intención de recrear y comprender su travesía y el trágico final. Pero también, con el propósito de retratar, poner cuerpo físico a su búsqueda, su proceso creativo, comprender una obra compleja, un desafío, la libertad. El proyecto, en su segunda fase, nunca se concluyó al desaparecer el artista en un punto indeterminado del Atlántico. La importancia queda en revivir cómo se piensa el viaje, advertir cómo cuerpo y trayecto forman parte de una obra mezclada de referencias literarias, cinematográficas, filosóficas, y cómo el relato prosigue cuando el pesquero gallego Eduardo Pondal encuentra su barco acercándolo al puerto de A Coruña, y cómo, treinta años después, conseguimos revivir toda esa experiencia, también a través de la voz de los marineros que rescataron el Ocean Wave.
El viaje de Bas Jan Ader, posiblemente, no reside en un tiempo definido. Comenzó años atrás, cuando su padre viajó en bicicleta desde Holanda hasta Jerusalén o cuando leía a Albert Camus. Porque el viaje posee procesos temporales que se prolongan en emocionados espacios poéticos, creativos, donde lo milagroso, lo extraordinario, ayuda a comprender otras formas de pensar y actuar, interpretadas con el vocabulario del azar, la búsqueda, la experiencia. Obras sin etiqueta necesaria, a la deriva.
In search of the miraculous: treinta años después. CGAC. Valle Inclán, s/n. Santiago de Compostela. Hasta el 5 de septiembre.
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