Familia

En Toma el dinero y corre, de Woody Allen, un clásico del falso documental humorístico, a los padres los entrevistaban enmascarados para que nadie los reconociera como tales padres de aquel desastre humano. Los personajes de Familia moderna (Fox y Neox) son entrevistados sin camuflajes. Hablan de lo que les está pasando y vemos qué les pasa. Se trata de una serie de la ABC. Navega por un humor prudente, no exento de trallazos espléndidos, como cuando recuerda que Superman es un tipo que entró ilegalmente en el país.

No se trata de demoler la institución, pero tampoco de reinventar La casa de la pradera. Hay situaciones prometedoras. Una vecina adicta al escote genera los celos de la esposa, y el marido debe mentir no porque oculte nada, sino para no alimentar más los celos. Mentiras que son descubiertas e incrementan las sospechas de su cónyuge. Un círculo moderadamente asfixiante. Para el mercado televisivo abierto estadounidense, el que una de las familias sea una pareja gay con una niña adoptada es muy valiente. La modernidad del título es relativa, aunque una de las familias fuera la primera en tener un iPad (publicidad embebida). La esposa está excluida del mundo laboral. Y, un caso, no aparece la familia monoparental. Aquí todos se esfuerzan por seguir unidos. Seguramente lo de familia moderna es otra de las elegantes ironías que despliegan los guionistas que aman a sus personajes, que no les ahorran ni mezquindades ni el esfuerzo de la ternura cotidiana. Y encima divierte.