Hollywood: no hagan olas

La historia del cine y el surf es la de un sonoro gatillazo, según demuestra el curioso documental ¡Hollywood no hace surf! sobre el desencuentro entre olas y celuloide, presentado en el último Festival de Cannes. Desde finales de los años cincuenta se empezaron a rodar decenas de películas sobre la tribu por excelencia de la playa, pero su visión edulcorada de la realidad nunca logró convencer a nadie, y menos aún a los hombres de las olas. Hasta que en 1978 un joven guionista y director que despuntaba con su cine masculino, John Millius (Harry el sucio), escribió y rodó la que hoy se considera la obra magna del surf, El gran miércoles. El filme fue un fiasco comercial que cerró definitivamente las puertas de los estudios a Milius. El gran miércoles, su obra más personal, también defraudó a los "hermanos" de la playa.

'El gran miércoles' es al género lo que 'Grupo salvaje', al 'western' crepuscular

"Esos malditos surferos no se merecen una película como El gran miércoles", vocifera Quentin Tarantino en ¡Hollywood no hace surf!, de Greg MacGillivrays y Sam George. "La idea", recordaba en Cannes MacGillvrays, "se nos ocurrió cuando se celebró el 30 aniversario de El gran miércoles, fuimos a un pase y descubrimos que aquella película se había convertido en un filme de culto. Era una película de surf rodada por un cineasta que era surfero y con unos actores que hacían surf. Millius sabía perfectamente de qué estaban hablando: un surfero, sencillamente, no puede vivir sin surf".

El gran miércoles sería pues al surf lo que Grupo salvaje al western crepuscular. "Nuestras tablas eran lanzas y las olas, dragones", recuerda Milius en el documental. La película no retraba un mundo feliz de arena, ukeleles y bikinis sino uno bien distinto: tipos solitarios enfrentados a un destino aún más solitario pero que encuentran en la amistad fraternal su descanso y su pequeña gloria. Por supuesto, dentro y fuera de la película, corrieron el alcohol, las drogas y las mujeres y la suerte de sus actores principales no fue mejor que las de sus personajes: no tuvieron demasiada suerte como intérpretes.

En cualquier caso, Hollywood no va a cejar en su empeño por conquistar las playas. Según MacGillvrays (quien afirma que un surfero de verdad se atraganta con los diálogos de Le llaman Bodhi, hit de Kathryn Bigelow sobre una banda de ladrones que cabalgan las olas) ya está en preproducción la que podría ser la gran película del género del siglo XXI: una historia interpretada por Sean Penn y Josh Brolin, dos tipos que después de años de espaldas al mar regresan a lo único que de verdad les ha obsesionado en su vida. Lo adivinaron, hablamos del adictivo surf.