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Columna
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Año I

Es el Año I, el año de la Victoria, habrá fútbol de sábado a jueves, cada día, excepto hoy, los viernes. Y el horario también se ampliará. Tendremos encuentros a las tres, para que los asiáticos vean la cabeza de Xavi, las piernas de Messi y los pectorales de Cristiano. Mañana ya va en serio. Barça y Sevilla se juegan el primer título, la Supercopa. Esta vez por La 1, pero la mayoría se verán por Canal + y Gol TV, por cables y TDT, pagando y simpa, por las autonómicas y por Telecinco y La Sexta y Antena 3. Quien menos fútbol tendrá será Cuatro, paradójicamente, quien mejor monta el circo, como lo demostró en la Eurocopa y en el Mundial de Sudáfrica.

En el Año I de la Victoria, que ahora comienza, me gustaría que no primara la tecnología sobre el balón; que el despliegue de cámaras no me arruine una jugada más. No quiero cámaras superlentas ni imágenes 3D si me roban la acción en directo, no quiero perderme un gol por una inoportuna repetición; no quiero realizadores estrella con dificultades para seguir la dirección de la pelota, pero ninguna para captar las olas del público; me gustaría ver siempre en pantalla minuto y resultado.

En el Año I de la Victoria no quiero locutores que solo miran para un equipo, no quiero forofos, pero tampoco muermos; ni cinco comentaristas mudos ni cinco que se quitan la palabra. Quiero que se respete al perdedor y que no se babee ante el vencedor. Quiero que me expliquen el fútbol; que no me digan lo que pasa, sino por qué pasa.

En el Año I de la Victoria me gustaría que se desterrara el buenismo del fútbol, en particular, y del deporte, en general. Si alguien tiene reparos en meter un gol a su ex equipo, que no lo meta y se ahorre luego pedir perdón. No quiero más paseíllos ni camisetas en recuerdo de lesionados -ya que estamos, que el comentarista deje de dar las gracias a "los compañeros que están detrás de la cámara, unos fenómenos"-. Solo pido que el futbolista no se tire y que el árbitro no se crea Humphrey Bogart; que se deje de parar el juego cada vez que uno se cae. Que no convirtamos el deporte de competición en juegos florales. Por eso me gustaría que la Liga española importara la fuerza y nobleza de la inglesa, la mejor del mundo por intensidad y competencia. Todo eso me gustaría ver en la temporada futbolística española del Año I de la Victoria.

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