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Reportaje:A UNA HORA DE LA ORILLA | verano

Una tarde entre estalactitas de yeso

Desde la costa de Garrucha, Mojácar, Níjar, Carboneras o Almería se puede dedicar parte de la tarde a disfrutar de una experiencia inolvidable y visitar un paraje natural con mil escondites por descubrir donde la temperatura es ideal: el karst en yesos en Sorbas, un lugar no apto para claustrofóbicos. El cuerpo pasa del libre estiramiento en la arena a encogerse y entrar en huecos de un metro de diámetro para recorrer kilómetros de galerías que se esconden en el subsuelo de este enclave semidesértico almeriense.

El karst en yesos de Sorbas es un complejo de cuevas, cañones, valles, geodas y fenómenos kársticos excavados por el río Aguas en un depósito de yeso al sur de esta localidad de interior. Existen dos formas de visitar el karst, en superficie, recorriendo su paisaje exterior, o adentrándose en alguna de sus cuevas para ver el mundo subterráneo. También se pueden realizar una de las tres posibles excursiones guiadas que están adaptadas a todo tipo de público. El guía, además de hacerse cargo del grupo, informa de todas las antiguas y bellas historias que ha dado este espacio a lo largo de los siglos. Es lugar estratégico para el refugio y dieron buena cuenta de ello quienes allí se cobijaron durante la Guerra Civil. La zona de karst tiene una superficie de 2.375 hectáreas y en ella el tiempo ha moldeado un paisaje fantasmagórico y ha originado un entramado de más de mil valles en superficie y otras cavidades subterráneas, muchas de ellas superpuestas (las hay hasta en siete capas).

Las cavernas más conocidas son la cueva del Agua, la de mayor longitud (ocho kilómetros); la cueva de Covadura, la más profunda (120 metros); la del Yeso y la del Tesoro, famosa esta última por su belleza. Los karst invitan, en verano, a sustituir por unas horas el traje de baño, las chanclas y la toalla por unas zapatillas de deporte, ropa cómoda y un casco de mina para sentirse líquido que fluye en estas galerías repletas de estalactitas y estalagmitas, columnas y cristales de yeso de forma y colores diversos, que a lo largo de los siglos ha originado la acción del agua sobre el yeso.

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